LA DESFACHATEZ
Hoy en día, uno dice desfachatez y el concepto se aplica automáticamente a quienes niegan los hechos más evidentes de la corrupción K, como lo haría un fanático religioso de la Edad Media capaz de condenar a la hoguera al que sostuviera que la Tierra gira alrededor del Sol. Y si pretendiéramos ponerle nombre y apellido a uno de los más ridículos personajes políticos practicantes de la desfachatez, qué duda cabe de que, a juzgar por sus declaraciones recientes, el señor Oscar Parrilli merece la distinción. Recordemos lo que dijo respecto de las marchas de los miles de ciudadanos que se oponen a la dictadura en Venezuela: “A Nicolás Maduro no lo critican por los errores sino por sus aciertos, como a nosotros”. Silvio Saks ssaks@fibertel.com.ar El fútbol, “pasión de multitudes”, como lo definió el Gordo Muñoz, se muere