Dos que apuestan a convocar apoyados en las carcajadas
Estrenaron en teatro Los vecinos de arriba, con dirección de Javier Daulte. Reconocen la crisis del sector y creen que en este contexto el público prefiere comedias.
Son dos actores de larga trayectoria pero nunca antes habían compartido escenario. Lo harán sólo por algunos meses, tal vez cuatro, ya que ella, Florencia Peña, está embarazada y deberá ser reemplazada. El, Diego Peretti, seguirá junto a Rafael Ferro y Julieta Vallina, protagonizando Los vecinos de arriba, de Cesc Gay, con dirección de Javier Daulte, en el teatro Metropolitan.
Es para Florencia Peña su tercer hijo, pero el primero con su actual pareja, que reside en Salta (el abogadoRamiro Ponce de León). “Estoy embarazada de tres meses –dice con alegría– y lo espero para octubre. Dejaré el espectáculo en cuanto se me note mucho, ya que mi personaje no puede estar en este estado. No seré ni la primera ni la última actriz que trabajará así. Tengo una sensibilidad especial, es un estado muy consciente, lo que el teatro necesita. Me gusta actuar con esta comprensión que tengo en este momento”.
“Me gusta estar tranquilo un rato antes en el camarín –confiesa Peretti–, pero cambio las costumbres en cada espectáculo. Mi rutina, ahora, es llegar una hora antes. Me gustaría poder estar sólo veinte minutos antes de la función, lo otro carga mucho, sobre todo para las comedias. Hay que tener el cuerpo liviano… una energía exógena para afuera, hacia el público”.
—¿Cómo definirían el espectáculo?
PEÑA: Se parece un poco a Un dios salvaje, también dirigi- da por Daulte. Hay una aparente calma interna hasta que llegan estos vecinos e invitados. La obra parece que va por un camino y agarra por otro. Parece una comedia de living y no es sólo eso. También termina de una manera inesperada.
PERETTI: Es una comedia pero distinta a las últimas que hice, como El placard y La chi- ca del adiós. Es mucho más dramática. Muestra la descomposición aguda de un matrimonio, y esto se produce a causa de unos vecinos con una vida sexual muy activa. Es el encuentro entre estos dos matrimonios. La charla sobre la sexualidad y las comparaciones hacen de disparador. —¿Por qué creen que impe-
ran las comedias en la actual cartelera de teatro comercial?
PERETTI: Es cierto. Supongo que será una conclusión que sacaron los productores buscando una mayor convocatoria. Igual es significativa la ausencia de obras clásicas y dramáticas.
PEÑA: El teatro está pasando por una crisis, nadie sabe qué va a funcionar. Estamos todos, será una cartelera muy competitiva. Los números de principio de año no son alentadores. Las comedias dramáticas por lo general funcionan. Es un género que la gente busca en el teatro, te reís y después te quedás pensando.
—¿Para un actor, cuál es el género más difícil?
PEÑA: Para mí, hacer reír es difícil. En el teatro, si no hay una contestación al estímulo que marcás, te deprimís. Es respuesta inmediata y espontánea. Escuchar al público reírse es maravilloso, casi como un orgasmo. La gente no sabe cómo una piensa cada movimiento. Hice mucho en el teatro, y la comedia es lo que más satisfacción me da.
PERETTI: A mí me cuesta todo. Tanto cuando hice Muerte de un viajante, Un tranvía llamado deseo o Aráoz o la verdad… Lo más difícil es
cuando el guión está mal escrito. Lo complicado es hacer bien las obras. Cada género tiene sus problemas. Aquí hay mucha relojería, los tiempos deben ser muy justos. En ésta tengo temor porque mi personaje es crudo, sarcástico. El desafío es cómo conseguir que él tenga pasos de comedia.
—¿Qué los decide a aceptar una propuesta en vez de otra?
PEÑA: Soy muy exigente en el teatro. Se parece al cine, vos sabés por dónde vas a transitar y con quiénes. No se modifica, venga o no público. El escenario es mi lugar por excelencia, allí me siento especial. Es un estar vivo, una energía distinta. Lo repetimos pero nunca es de la misma manera, siempre descubrís algo nuevo.
PERETTI: Primero es la historia, después vienen quién la dirige, la producción y el equipo. Nunca pienso en el público, ni qué será popular o no. Soy un espectador más, si a mí me gusta, imagino que a los otros les pasará lo mismo.
—¿Qué temas los preocupan de nuestra Argentina actual?
PEÑA: Me duele de este momento ver cómo los que vuelven a poner los hombros son los que en algún momento habían podido levantar la cabeza. La falta de trabajo y la imposibilidad de llegar con los sueldos a fin de mes están creando un clima enrarecido. No voy a dar nombres propios. Quiero que el Estado sostenga a los que menos tienen, que les dé trabajo, que dé salud y educación públicas. Creo en este tipo de gobierno, sin impor tar los nombres. Todo parece ser K o anti K. El 24 de marzo es universal, no tiene nada que ver con los partidos políticos. No me preocupa la grieta, no está mal tener pensamientos distintos. Los actores tenemos métodos diferentes para llegar a los mismos resultados inter pretativos. Pero creo que si algo no resulta se debe consensuar para mejorar. En nuestra historia se repite siempre algo: ¿por qué no sostenemos lo que está bien y modificamos lo que estaba mal? Siempre volvemos a empezar. No olvido todo lo que pasamos. Quiero sensibilidad para ver lo que está pasando y solucionarlo. Siento mucha violencia incluso desde los medios y entre los colegas. Respeto la democracia y quiero que nos vaya bien. No ataco, todos saben que no lo voté, pero no agredo. Soy consciente de la masividad y cuido cada expresión.
PERETTI: La seguridad es un tema. Viví un tiempo mientras filmaba en España y es muy placentero ir por la calle sin miedo, dejar la paranoia de lado. Pero desde que soy chico no me acuerdo haber vivido tranquilo, o fueron tiempos de bombas, la Guerra de las Malvinas, supermercados saqueados, los piqueteros, etc. La inflación es muy molesta, te preocupás por algo que no debería darnos problemas. Recibís un sueldo y no tendrías que estar más pendiente. Quisiera estabilidad política. Me gustaría no estar tan incluido, no digo de no participar, más aún en un país en desarrollo como el nuestro. Pero quisiera dejar de preocuparme por la política, es una energía que quisiera ubicarla en otro lado.
“Quisiera estabilidad política. Me gustaría no estar tan incluido.” (Diego Peretti)