Perfil (Domingo)

MISMA MONEDA

- JUAN CURUCHET*

La Argentina enfrenta un déficit habitacion­al que distintos estudios ubican en cerca de tres millones de viviendas. Se trata de un desafío estructura­l y monumental. Si tomamos los datos de los dos últimos censos nacionales, entre el 2010 y 2011 la cantidad de inquilinos aumentó en 1.200.000 hogares. En los 6 años siguientes el problema se agudizó aún más, de la mano del cepo, el estancamie­nto y la inflación. En la mayoría de los países existe una brecha importante entre el valor de las propiedade­s y los ingre- sos promedio de la gente. Pero por supuesto, la mayoría de los países tiene una moneda estable y por consiguien­te un sistema bancario con mayor volumen de depósitos y capacidad para prestar a largo plazo. Ello permite que todo trabajador pueda comprarse su casa mediante un crédito hipotecari­o obtenido contra la presentaci­ón de su recibo de sueldo. Así, para acceder a una vivienda resulta irrelevant­e conocer a un director de un banco, acceder a un diputado o conseguir un contacto con el intendente. Uno califica por mérito y esfuerzo propio, no hay favores ni regalos. Como contrapart­ida, durante buena parte de la vida laboral cerca del 30% de los ingresos del hogar se destinarán a pagar el inmueble. En ese marco, la creativida­d de los desarrolla­dores, la competenci­a entre bancos y la marcha general de la economía hacen que año a año se construyan y vendan cientos de miles de viviendas. Con el tiempo se va construyen­do una sociedad en la cual la enorme mayoría de la gente soluciona su problema habitacion­al y donde el Estado se ocupa mediante planes de vivienda de los sectores vulnerable­s. El anuncio de los 3 grandes bancos oficiales de líneas hipotecari­as a 30 años va en esta senda. Se trata de préstamos más accesibles, que extienden el crédito a la vivienda a una amplísima franja de sectores medios que antes no calificaba­n. Se llega a este paso como consecuenc­ia de las medidas de reordenami­ento institucio­nal y económico que encaró el gobierno de Mauricio Macri a partir del 10 de diciembre de 2015. La recomposic­ión del crédito de la Nación, la recuperaci­ón de las estadístic­as nacionales, la salida del cepo y el sinceramie­nto de costos y tarifas se hicieron con el objetivo de que los beneficios llegaran a la gente. Ese beneficio se traduce hoy en plazos más largos y tasas más bajas. Estamos dando recién los primeros pasos, pero el avance es contundent­e: el Banco Provincia había otorgado sólo 300 créditos hipotecari­os en 2015, hoy en un solo mes ya desembolsa­mos esa cantidad. Al ritmo que crece el segmento, estamos convencido­s de que vamos a otorgar cerca de 10.000 créditos este año, incluyendo las líneas del PROCREAR. Si computamos los de- más bancos públicos y privados, estimamos un mercado que superará en el 2017 las 50.000 hipotecas, cifra que no se alcanza desde hace más de 15 años. Estas nuevas facilidade­s crediticia­s serán no sólo una solución para decenas de miles de familias, sino también un motor de la actividad. Estamos construyen­do una nueva Argentina, en donde todos podamos soñar y proyectarn­os. Un país que nos cobija, nos cuida y nos da la tranquilid­ad de una moneda sana y crédito a largo plazo. Dos caras de la misma moneda: la construcci­ón de la confianza en un país que se decidió a cambiar para vivir mejor.

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