Macron se encamina con pies de barro hacia el elíseo
El candidato presidencial lidera los sondeos para la segunda vuelta en Francia, pero su victoria no será total si no consigue una mayoría parlamentaria. escasez de cuadros.
Pese a la ola de triunfalismo que rodea la campaña de Emmanuel Macron, ganador de la primera vuelta en las elecciones presidenciales, no todo está definido en Francia. El líder del movimiento independiente En Marche! aventaja en las encuestas a la ultraderechista Marine Le Pen y recibió el apoyo de gran parte del arco político. Sin embargo, JeanLuc Mélenchon dejó en libertad de acción a los siete millones de electores que optaron por la extrema izquierda de Francia Insumisa, lo que agregó un nuevo condimento al ballottage que se celebrará el próximo dom i ngo. Y, en caso de ganar, Macron no habrá tomado el cielo por asalto, ya que las parlamentarias que se celebrarán el 11 y el 18 de junio serán decisivas para aplicar su ambicioso plan de reformas.
En esa nueva cita electoral, el liberal centrista se jugará todo el capital político que cosechó hasta el momento. Sin un partido político que lo respalde ni dirigentes a su lado que cuenten con experiencia política, es incierto cómo Macron formará su gabinete y definirá las candidaturas parlamentarias en los 577 distritos electorales.
El ex ministro de economía de François Hollande está frente a una díficil encrucijada: elegir figuras extrapartidarias desconocidas, que emulen su propia candidatu- ra, o, por el contrario, formar alianzas con el Partido Socialista y con Los Republicanos, la fuerza de centroderecha encabezada por François Fillon, para obtener una mayoría en el Congreso. En caso de elegir la primera opción, tendrá que estudiar las fortalezas y debilidades de los 15 mil voluntarios de En Marche! Si se inclina por la otra alternativa, corre el riesgo de decepcionar a sus votantes, quienes lo apoyaron, entre otros motivos, por su crítica a los partidos tradicionales.
Fiel a su línea “ni de derecha ni de izquierda”, Macron excluyó ayer una gran “coalición” con la derecha o el socialismo, pero apostó por una “tercera v ía”. “No habrá coalición con l os dos grandes partidos existentes, pero en los próximos tiempos, habrá una refundación de la vida política y veremos a los socialistas y a los republicanos unirse a mí individualmente”, confió al diario Le Figaro, alentando el “fichaje” de figuras de esas fuerzas.
Confiado en que los franceses lo respaldarán también en las futuras elecciones parlamentarias, Macron intentará evitar una incómoda cohabitación con un primer ministro de otra fuerza, que bloquee sus políticas y limite su margen de maniobra.
Apoyos. Ante la amenaza de que triunfe el Frente Nacional (FN), que promueve la salida de la Unión Europea (UE), el cierre de fronteras y de mezquitas “que promuevan actividades yihadistas”, y la muerte de la Quinta República, la élite política francesa respaldó en masa la candidatura de Macron. Así lo hicieron el presidente Hollande, el ex premier Manuel Valls, el postulante socialista Benoît Hamon y el conservador Fillon. Otro ex primer ministro, Alain Juppé, pidió ayer votarlo “porque él es el único que el 7 de mayo puede evitarle a Francia la desgracia del FN”. Y fue más allá, marcándole la cancha a un sector de su partido: “Las triquiñuelas de algunos de mis propios ‘amigos’ políticos añaden confusión general, sobre la que avanza Le Pen”.
Ventaja. Según un sondeo divulgado el viernes por Ifop, Macron tendría el respaldo del 59% de la población, mientras que su rival de extrema derecha cosecharía el 41%. Aunque esté muy lejos de descontar tamaña ventaja, Le Pen apuesta a aumentar su base electoral a máximos históricos –en el ballottage de 2002 su padre, Jean-Marie Le Pen, obtuvo sólo el 17,8% de los votos–. Si lo logra, como adelantan las encuestas, su apuesta pasará por sentarse y esperar el desgaste de Macron y, también, el del centrismo europeísta, para en cinco años dar el zarpazo final.