Servicio completo
La curiosidad de la gente por la vida privada de los artistas se remonta a la época en que se popularizó el cine en el mundo. Varios columnistas en los EE.UU. basaron su carrera en conseguir y difundir datos ocultos de la vida íntima de las celebridades, y ese medio de vida se fue extendiendo a la Argentina, con la variante de que aquí últimamente no sólo se habla de las estrellas, sino de personajes sin trayectoria que trascendieron por ser parejas o familiares de algún famoso.
Este material dio tema para varios libros, y acaso el más revelador fue Full Service, de Scotty Bowers, publicado en 2012. Bowers, enrolado en la Marina cuando era un apuesto joven, había peleado en 1945 en la batalla de Iwo Jima, y cuando en 1946 lo dieron de baja se puso a trabajar despachando nafta en una estación de servicio en Los Angeles, en una esquina cercana a los estudios de Paramount. Un día, el actor Walter Pidgeon detuvo allí su Lincoln para cargar nafta y le hizo a Scotty una propuesta indecente, que él aceptó. Luego Pidgeon comentó esa experiencia con su círculo de amistades y fue así que el servicial Bowers captó una clientela que incluía actores, directores, guionistas, peluqueros y escenógrafos, y que él compartía con sus ex compañeros de la Marina.
La lista de los que usaron esos servicios incluía gays, lesbianas y bisexuales. Rock Hudson, Cary Grant, Tyrone Power, Vivien Leigh, Katharine Hepburn, Gore Vidal, George Cu k o r, e l duque y la duquesa de Windsor y J. Edgar Hoover, el director del FBI, (según el libro) son algunos de los nombres de los que a través de Scotty contrataron servicios sexuales de diversas características.
En 1950, el ex marino dejó su trabajo de despachar nafta para atender un bar y desde allí continuó con su trabajo paralelo de conectar famosos con gigolós. Su doble vida continuó hasta los años 80, con la aparición del Sida. En 1984 Bowers se casó e inició una vida más tranquila.
Full Service fue rechazado por varias editoriales y tuvo que esperar hasta 2012 para publicarse, cuando ya se habían muerto todas las celebridades que nombraba en sus memorias, para evitar posibles juicios por difamación.
Unos años después, en 2015, Matt Tyrnauer filmó el documental Scotty, donde este singular personaje relata algunas anécdotas, confidencias e intimidades de tantos famosos que se cruzaron accidentalmente en su vida.