El famoso desconocido
En las escuelas, antes de iniciar las clases, los alumnos solíamos cantar la Canción de la Bandera, sin saber que era el aria de una ópera titulada Aurora, compuesta por Héctor Panizza, con libreto de Luigi Illica, estrenada en 1908 al inaugurarse el Teatro Colón. La semana pasada, en ese mismo teatro, se presentó el libro Alta en el cielo, de Sebastiano de Filippi y Daniel Varacalli Costas, que es una detallada biografía de Panizza basada en las minuciosas investigaciones de los autores.
Panizza, nacido en Buenos Aires en 1875 en una casa de la calle Suipacha, era hijo de un violonchelista italiano que vino a la Argentina en 1872 para integrar la orquesta del antiguo Teatro Colón, y de una estudiante de canto. Inevitablemente, Panizza se inclinó hacia la música y desde pequeño estudió con el profesor alemán Konrad Herzfeld, y a los 12 años ya compuso unas piezas para piano. Su formación la completó en el Real Conservatorio de Milán y, cuando se reabrió el teatro de La Scala, en 1921, Arturo Toscanini asignó a Panizza la tarea de dirigir alguna de las óperas allí presentadas. La carrera de Panizza como director de orquesta abarcó presentaciones en los teatros más importantes, como el San Carlo de Nápoles, el Covent Garden de Londres y el Metropolitan de Nueva York.
La biografía comprende un detalle de las composiciones de Panizza, su trayectoria como director de orquesta y un apéndice con discografía, y también abarca interesantes historias sobre otros temas co - mo los teatros de Buenos Aires dedicados a la ópera, la historia de la editora Ricordi y apuntes incidentales de momentos históricos de la Argentina.
La ópera Aurora, la tercera obra lírica que compuso Panizza y la más trascendente (con letra original en italiano), fue encargada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, y en su estreno, el 5 de septiembre de 1908, la dirigió el autor con los cantantes Maria Farnetti, Amedeo Bassi y Tita Ruffo en los roles principales. En una cuestionada traducción del texto al castellano se presentó en la función del 9 de julio de 1945, durante la presidencia de Edelmiro Farrell. El ministro Oscar Ivanissevich fue quien impuso entonces, mediante un decreto, la obligatoriedad de cantar el aria dedicada a la bandera en todas las escuelas del país. En 1955 se presentó en el Teatro Colón una nueva versión de la ópera Aurora con la soprano Pili Martorell, con la dirección orquestal de Héctor Panizza, que a sus 80 años se despedía así de ese escenario.