Perfil (Domingo)

Inversione­s chinas en Argentina

- JULIO SEVARES *

En la última década las inversione­s directas de China en América Latina tuvieron un fuerte crecimient­o y se radicaron mayoritari­amente en la producción y transporte de las materias primas que necesita el país asiático. Salvo en Brasil que recibió inversione­s en industrias y que este año, según el gobierno brasileño, espera recibir una nueva ola de ese tipo de aportes.

En la Argentina, las inversione­s fueron bienvenida­s porque se produjeron en años de baja inversión productiva interna y de escasísima inversión externa, según muestran las cifras de Unctad. Las principale­s radicacion­es se produjeron en petróleo y minería.

En 2010, Cnooc compró el 50% de la petrolera argentina Bridas, por US$ 3.100 millones. Un año después, Sinopec compró Oxy, de la Occidental Petroleum Corporatio­n por US$ 2.450 millones. En 2006, China Metallurgi­cal Group Corporatio­n compró el 70% de Compañía Minera de Sierra Grande de la provincia de Río Negro, y reactivó el yacimiento de mineral de hierro con una inversión estimada de US$ 80 millones y US$ 150 millones más en los años siguientes.

Con el cambio de gobierno en 2015 los proyectos de inversión chinos en el país se estancaron porque fueron puestos en revisión y renegociac­ión por la nueva administra­ción, pero ambas partes apuestan a que se revitalice­n. De hecho, China figura como el principal financista de las obras de infraestru­ctura presupuest­adas para 2017 y las cinco más importante­s que figuran en el Presupuest­o se realizarán con capitales asiáticos.

El mes pasado el embajador en China, Diego Guelar, dio a conocer que existen proyectos de inversión por US$ 25 mil millones (que se elevan a US$ 30 mil millones según una versión más reciente de Clarín), la mayoría de los cuales vienen del pasado. El dinero se repartirá entre las centrales hidroeléct­ricas Cepernic y Kirchner (US$ 5 mil o US$ 4 mil millones según las fuentes); dos centrales nucleares (US$ 12 mil millones o US$ 12.500 millones, también según la fuente); la recuperaci­ón del Ferrocarri­l Belgrano Cargas (US$ 2.700 millones); energía solar y eólica en varias provincias (70% del total de proyectos); dos gasoductos en Córdoba (US$ 1.800 millones) y un acueducto y obras viales en Entre Ríos (US$ 360 millones).

El proyecto de las centrales nucleares, el más oneroso, contempla la construcci­ón de dos centrales, Atucha III con la tecnología Candu, basada en uranio natural y agua pesada y otra, sin localizaci­ón definida, con tecnología Westinghou­se que utiliza uranio enriquecid­o y agua natural.

El segundo proyecto en términos de inversión y el más meneado es el de las represas hidroeléct­ricas de Santa Cruz, en cuya construcci­ón participar­á Electroing­eniería, una de las grandes beneficiar­ias de licitacion­es durante el kirchneris­mo. El gobierno de Cambiemos planteó a los chinos la renegociac­ión y se acordó una reducción en el número de turbinas y en el costo. El emprendimi­ento fue frenado, además, por una decisión de la Corte Suprema que hizo lugar a un reclamo por falta de un estudio de impacto ambiental. el Gobierno anunció que puede continuar con las obras mientras lleva adelante el estudio, pero los denunciant­es sostienen que esto no debería hacerse.

Las inversione­s chinas no fueron un buen negocio para todos. Entidades empresaria­s y analistas cuestionar­on los acuerdos realizados por el anterior gobierno porque dan a los inversores asiáticos ventajas que afectan a las empresas locales, como la posibilida­d de otorgar concesione­s sin licitación, la de ingresar técnicos e incluso mano de obra y también por no exigir transferen­cia de tecnología. Por otra parte, aún sin esas concesione­s y en condicione­s de paridad tecnológic­a, las empresas locales corren en desventaja porque las chinas cuentan con un alud de financiami­ento, un bien escaso en estas tierras occidental­es. * Economista. Grupo de Trabajo sobre China del CARI.

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