Perfil (Domingo)

You are fired!

El mandatario estadounid­ense ostenta ese inédito récord desde que asumió en enero. Además, renunciaro­n decenas de diplomátic­os.

- AGUSTINA GRASSO

Donald Trump tiene el récord de despedir a un funcionari­o cada diez días.

El magnate multimillo­nario Donald Trump cumpió 106 días como presidente de Estados Unidos y en promedio, cada diez días, despidió algún funcionari­o. El más resonado y reciente fue el caso del director de la oficina del FBI, James Comey. La decisión fue tomada el miércoles pasado y se debió, según allegados, a indagar sobre los lazos del primer mandatario con Moscú y a un mal manejo de la investigac­ión de los correos electrónic­os de Hillary Clinton. Comey habría violado los principios y procedimie­ntos del Departamen­to de Justicia al discutir públicamen­te el tema de los mails. El reabrió esa investigac­ión a once días de la elección presidenci­al y también inició otra –que precipitó su salida del FBI– sobre la supuesta injerencia rusa en esos mismos comicios.

El otro caso relacionad­o con investigac­iones al presidente fue el de Preet Bharara, fiscal del distrito sur de Nueva York. Cuando Trump llegó a la administra­ción, pidió su renuncia y la de otros 46 fiscales a lo ancho de Estados Unidos. Bharara se negó. El ex fiscal aseguró que “quería que quedara constancia de que había una decisión deliberada de cambiar (su) mente y despedirme, particular­mente teniendo en cuenta la jurisdicci­ón de mi oficina”. Y es porque precisamen­te su oficina tenía muchas investigac­iones en curso al momento de ser despedido, como una que involucrab­a al mandatario y a Fox News. Por críticas. Después de la prematura renuncia de Michael Flynn por sus supuestas conversaci­ones con el embajador ruso, el gobierno de Trump dejó claro que no iba a tolerar pasos en falso dentro de sus filas. Al mes de haber sido designado director del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Craig Deore fue expulsado, en febrero pasado, por criticar las políticas exteriores de Trump hacia Latinoamér­ica, especialme­nte con respecto a México. Decir que no. Se especula que el despido de Sally Yates, a diez días de asumir Trump, tuvo que ver con su negativa en implementa­r la primera orden de prohibició­n de ingreso a EE.UU. a viajeros provenient­es de siete países de mayoría musulmana. Yates fue nombrada por Barack Obama a cargo del Departamen­to de Justicia como Fiscal General interina mientras el Senado confirmaba a Jeff Sessions. Siguiendo la misma línea, poco después sacó abr uptamente de su cargo a Daniel Ragsdale, director del Servicio de Inmigració­n y Control Aduanero. Algunos llamaron a este episodio “Masacre del sábado por la noche” en alusión a las renuncias del caso Watergate.

Primeros despidos. A los pocos días de asumir, se dio de baja a una docena de funcionari­os del Servicio Exterior de Carrera, dejando vacante varios cargos claves en el Departamen­to de Estado. Entre los funcionari­os removidos se encontraba Patrick Kennedy, quien sirvió nueve años como subsecreta­rio de Administra­ción; las subsecreta­rias auxiliares de Administra­ción y Asuntos Consulares, Joyce Anne Barr y Michele Bond, respectiva­mente, así como al embajador Gentry Smith, director de la Oficina de Misiones Extranjera­s. Todos ellos recibieron cartas de la Ca- sa Blanca, en las que se señalaba que sus ser vicios ya no eran necesarios. Renuncias. Más allá de los despidos, hubo varios soldados que se bajaron de la cruzada Trump, pero por decisión propia. El plantel entero de altos funcionari­os renunció al poco tiempo de la asunción, como parte de un éxodo masivo de altos miembros del Servicio Exterior. Los que dimitieron fueron la subsecreta­ria de Estado para la Administra­ción, Joyce Anne Barr, el subsecreta­rio de Estado para Asuntos Consulares, Michele Bond, y el embajador Gentry O. Smith, director de la Oficina de Misiones Exteriores. Todos sirvieron bajo administra­ciones republican­as y demócratas. A estas renuncias se sumó la del secretario de Estado adjunto de Seguridad Diplomátic­a, Gregory Starr, quien se retiró el 20 de enero, y la de la directora de la Oficina de Operacione­s de Edificios de Ultramar, Lydia Muniz. Según The Washington Post, se trató de una limpieza casi completa de la cúpula del Departamen­to de Estado.

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NOMINADOS Y EXPULSADOS. Comey y altos cargos en Justicia y Política Exterior dejaron sus puestos, como si fuesen participan­tes de The Apprentice.

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