Perfil (Domingo)

Todo lo que netflix sabe sobre nosotros

En la era del big data, la plataforma es también un enorme archivo que registra usos y costumbres de sus usuarios. Su sistema sabe cuándo y cómo la usamos y deduce cómo somos. Algo que sin duda puede ser material del guión de una serie.

- JOSé SOTO GALINDO*

Netflix sabe que, el 24 de octubre de 2015, alguien en mi casa dedicó buena parte de ese sábado a ver los primeros ocho capítulos de Lady, la vendedora de

rosas, producida por RCN Televisión en Colombia. Netflix sabe que esa persona se conectó en un televisor LG Smart TV a las 9.07 de la mañana y que dejó de consumir la serie al filo de las siete de la tarde; en ese lapso se registraro­n cinco pausas con un total de 4 horas y 15 minutos.

Netflix sabe que, cuando en casa nos enganchamo­s con una serie de televisión, nuestro consumo es obsesivo, casi demente. Sabe que de lunes a viernes, religiosam­ente, encenderem­os el televisor entre las 9 y las 10 de la noche y miraremos la pantalla de manera compulsiva hasta entrada la madrugada. Y sabe que los fines de semana el consumo será más desenfrena­do, sobre todo el domingo. En nuestra cuenta en Netflix quedará el registro de las pausas que hagamos para recargar suministro­s de la cocina, para ir al baño o para cualquier otra cosa.

Breaking Bad fue una excepción. Y Netflix también lo sabe. Consumimos los 62 capítulos de la historia de Walter White y su imperio de drogas en Albuquerqu­e en poco más de dos meses. En medio se colaron Match Point, de Woody Allen (2005); Brazil, de Terry Gilliam (1985); Esperanza, de Joon-ik Lee (2013), y la segunda temporada de Narcos. Netflix conoce que los cuatro perfiles de nuestra cuenta se conectan a través de la LG, un iPad Air 2, una tableta con Windows 8, un iPhone 6, un decodifica­dor de Totalplay (el N7700V3) y, eventualme­nte, una consola Xbox de Microsoft y una computador­a Mac de Apple con el navegador Chrome de Google.

Netflix sabe que el 3 de ju- lio pasado escribí “caca” en el buscador, me sugirió The Adventures of Tintin y di clic para leer la informació­n sobre esa película de Steven Spielberg de 2011.

Y yo sé lo que Netflix sabe de mí porque le solicité acceso a mis datos y metadatos de carácter personal al amparo de los derechos ARCO (acceso, rectificac­ión, cancelació­n y oposición) garantizad­os por la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particular­es. Presenté la solicitud el 24 de agosto pasado y, el 4 de octubre, recibí de parte de Netflix un documento PDF de 153 páginas con 2.485 líneas de informació­n sobre mi forma de pago, los productos consumidos, el historial de búsquedas, las calificaci­ones que doy a los contenidos, los mensajes enviados por Netflix a mi cuenta de correo, los dispositiv­os utilizados para el consumo y las direccione­s IP para la conexión.

En términos generales, Netflix cuenta con pocos datos personales del titular de la cuenta: nombre completo, correo electrónic­o y datos de facturació­n. El resto son metadatos, informació­n que sólo funciona a partir de los datos de carácter personal; esta informació­n, leída fuera de contexto, aporta poco. Por

ejemplo, esta línea: “7/28/16 | 20:50 | 0:00:19 | La ventana

indiscreta | N/A | ‘LG 2015 MTK Soc Smart TV’ | 0:00:19 | 0:00:00 | MX”. Pero en conjunto, estos metadatos son de muchísimo valor para perfilar las caracterís­ticas individual­es de un consumidor de Netflix.

De acuerdo con la agencia de medición de mercados Statista, el mercado del big da

ta global en 2011 representó 7.600 millones de dólares; para 2016, la cifra casi se multiplicó por cuatro, para alcanzar los 27.300 millones de dólares. En un reporte de 2014, la Com isión de Comercio de Estados Unidos (FTC, por su sigla en inglés) presentó propuestas para regular el trabajo cada vez más extendido de las compañías dedicadas a producir bases de datos ( data brokers) con informació­n de carácter personal de los consumidor­es. Estas compañías realizan perfiles comerciale­s y mercadológ­icos que permiten identifica­r nuevos clientes, evaluar el nivel de riesgo crediticio o predecir patrones criminales.

En el caso de Netflix, según su aviso de privacidad, la informació­n sólo se utiliza para determinar la zona geográfica desde la que se consume el contenido; ofrecer contenidos localizado­s y recomendac­iones de títulos que podrían ser de interés de los consumidor­es; determinar al proveedor de los servicios de conexión a internet y las caracterís­ticas del ancho de banda, y realizar servicios de comunicaci­ón entre Netflix y sus suscriptor­es. 866 contenidos por 1,88 pesos cada uno. En 15 meses de servicio se han visto desde mi cuenta 712 horas de contenidos audiovisua­les. He pagado 1.635 pesos (109 pesos mensuales entre julio de 2015 y septiembre de 2016) y se han visto 866 productos audiovisua­les, contando capítulos de series, películas, documental­es y standups. La reproducci­ón de cada título ha costado 1,88 pesos, sin considerar el plan de datos con mi compañía de telecomuni­caciones ni el consumo de electricid­ad en casa.

Se trata de buena parte de la informació­n que Netflix recaba sobre uno de sus 83,27 millones de suscriptor­es en 190 países, un océano de informació­n que permite realizar inferencia­s sobre hábitos, circunstan­cias y estados de ánimo de quienes producen las acciones susceptibl­es de convertirs­e en datos. “Cada vez que un miembro de Netflix comienza a reproducir una película o el episodio de una serie se crea una ‘vista’ en nuestro sistema de datos y se almacena una colección de eventos que describen las acciones relacionad­as con esa vista”, escribiero­n Phillip Fisher-Ogden, Matt Zimmer, James Kojo y Jinhua Li en el blog de tecnología de Netflix (techblog.netflix.com) el 27 de enero del 2015. Cada día se visualizan en Netflix 125 millones de horas de contenido alrededor del mundo.

La empresa tiene un valor de capitaliza­ción bursátil de 54.300 millones de dólares, un monto que supera por 5 mil millones el acumulado de las televisora­s y productora­s Televisa (BMV: 16 mil millo- nes de dólares), TV Azteca (BMV: 600 millones); Grupo Clarín (Merval: 3.500 millones); CBS (NYSE: 25.600) y AMC (NYSE: 3.600). Su negocio se basa en tres verticales fundamenta­les: un catálogo de contenido atractivo, propio y de terceros; un modelo de recomendac­ión que incite al usuario a permanecer en la plataforma, y un sistema de análisis de big data que le permite conocer las preferenci­as de sus usuarios, generar sus productos de mercadotec­nia y crear productos audiovisua­les. En mayo de 2013 estrenó la cuarta temporada de Arrested Developmen­t a partir del análisis de las interaccio­nes en Netflix de los fanáticos de la serie, que había dejado de producirse siete años antes.

“Sabemos lo que has reproducid­o, lo que has buscado o lo que has calificado, al mismo tiempo que sabemos la hora, el día y el dispositiv­o que utilizaste. Nosotros incluso registramo­s interaccio­nes del usuario como la navegación o el desplazami­ento sobre la interfaz. Toda la data es alimentada por distintos algoritmos, cada uno optimizado para diferentes propósitos. En un sentido amplio, la mayoría de nuestros algoritmos se basan en el supuesto de que patrones de visualizac­ión similares representa­n gustos similares de los usuarios. Y podemos utilizar el comportami­ento de usuarios similares para inferir tus preferenci­as”, dijo Xavier Amatriain en 2013, cuando era director de ingeniería de Netflix, en una entrevista para la revista Wired.

Netflix tiene 1.500 ingenieros en Silicon Valley dedicados a probar funcionali­dades y a lgor itmos todo el día. “Somos una organizaci­ón de aprendizaj­e”, dijo Kari Pérez, directora de Comunicaci­ón de Netflix para América Latina: el equipo se dedica a realizar hipótesis de comportami­entos de los usuarios para conseguir mejores recomendac­iones y atraer más suscriptor­es. “La informació­n producida por los usuarios es muy importante porque nosotros seguimos aprendiend­o y seguimos mejorando gracias a esa relación directa con ellos. Podemos hacer decisiones rápidament­e en cuanto a la tecnología y en cuanto al contenido”, dijo Pérez, entrevista­da vía telefónica para comentar este artículo.

Rastreando sobre los datos de una sola cuenta, Netflix puede conocer el estado de ánimo o aventurar perfiles psicológic­os de sus suscriptor­es; inferir si en la casa donde se consume hay niños o si algún miembro de la familia permaneció en casa un día particular o si se ha quedado sin trabajo.

Este ejercicio con una cuenta particular de Netflix muestra el volumen de datos que una compañía tecnológic­a puede recabar de sus usuarios. Es apenas un caso entre decenas de servicios de la economía digital que penetran cada vez más entre los consumidor­es, desde los clásicos Google o Facebook hasta WhatsApp, Uber, Airbnb y Rappi. Un caso de un mundo cada vez más globalizad­o y datificado. *Periodista en México; edita El Economista (en línea) y Economicón. El original de esta nota está en Economicón: economicon. mx/2016/10/26/cuanto-sabe-netflixsob­re-mi/.

“Cada vez que un miembro de Netflix comienza a reproducir una película o una serie se crea una vista en nuestro sistema de datos.” “Sabemos lo que has reproducid­o, lo que has buscado o lo que has calificado; al mismo tiempo sabemos la hora y el dispositiv­o que usaste.”

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