Perfil (Domingo)

BROTES VERDES EN UN MERCADO OSCURO

- GONZALO LEóN

La nueva edición de ArteBA que arranca el miércoles es la ocasión ideal para medir el pulso del mercado del arte en nuestro país. Mientras los directivos de la Fundación ArteBA y algunas galerías apuestan a que el blanqueo de capitales supondrá una inyección de dinero para el sector, dicho mercado carece de cifras oficiales. La creación de la Cámara de Galerías de Arte apunta a obtener números confiables y avanzar hacia una profesiona­lización del sector.

En unos días empieza la feria argentina más grande de arte y una de las más importante­s de Latinoamér­ica, ArteBA. Hasta acá vienen galerías de muchas partes del mundo a exponer sus obras, este año serán 91 galerías de más de veinte países, en las distintas secciones (Principal, Solo Show Zurich, Barrio Joven) y estarán representa­dos estos países: Alemania, Austria, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Japón, Kosovo, México, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y por supuesto Argentina. El año pasado, en el que se cumplieron 25 años de esta feria, se vendieron 53 obras, cifra récord según informó ArteBA, todas las cuales fueron compradas por empresas y museos, a lo que habría que sumar la compra privada de coleccioni­stas. Sin embargo, en este punto surge el primer inconvenie­nte para mensurar el mercado del arte argentino, porque ArteBA no entrega cifras de ventas en dinero. Es más, ningún otro organismo lo hace, aunque Meridiano, que es el nombre de la Cámara de Galerías de Arte Contemporá­neo de Argentina, creada hace menos de un año, está trabajando para dar esas cifras, que sólo se conocerán recién a fin de este año.

Facundo Gómez Minujín, director de la Fundación ArteBA, cree que actualment­e es muy difícil determinar el tamaño del mercado del arte argentino; lo que sí tiene claro es que hay cin- cuenta galerías activas, “que son las que mueven el mercado, y por otro lado, están las casas de subastas, que son un mercado secundario, en donde sí se pueden conseguir cifras porque son públicas”. Esto hace que tirar cualquier número sea, para él, “algo subjetivo”. En cualquier caso hablamos de un mercado “débil”, “emergente”, “chico” y “poco transparen­te”. Tanto Gómez Minujín como Alec Oxenford, presidente de la Fundación ArteBA, confían en que con el exitoso blanqueo de capitales –que hizo que inmuebles, dinero y obras de arte se declararan en el país por un monto de casi US$ 120 mil millones– active y haga crecer sostenidam­ente el sector. Oxenford, de hecho, imagina muchos años seguidos de “crecimient­o positivo, 20% por año, si tuviera que dar un número”; entre los factores que van a incidir, según él, son, por un lado, la presencia internacio­nal que ha tenido Argentina en las ferias internacio­nales de arte en el último tiempo (Arco en España, Documenta de Kassel y la Bienal de Venecia) y, por otro lado, “la economía se empieza a ordenar y particular­mente se abre a la invasión extranjera: el blanqueo de capitales ha liberado los fondos que estaban escondidos, y que ahora están disponible­s para invertir en arte: un porcentaje chiquitito, aunque va a ser un monto grande, por lo que yo creo que el momento para comprar arte argentino si uno quiere hacerlo como inversión es hoy, porque nunca va a estar tan barato”.

Gómez Minujín agrega otro aspecto a tener en cuenta con el blanqueo de capitales, y es que “antes muchas obras se compraban con plata no declarada, ahora el comprador va a exigir factura, porque entre otras cosas, al no tener la factura, no la puede mostrar en ningún lado”. Como consecuenc­ia anexa, el blanqueo está ayudando al registro de obras de arte, porque “la gente que aún no entró al blanqueo de obras de arte va a poder registrar sus compras”. Orly Benzacar, por su parte, una de las directoras de las galerías más importante­s y prestigios­as de Argentina (Ruth Benzacar), cree que “el resultado del blanqueo nos pone en una escena que sólo despierta optimismo”, pero advierte que ese optimismo está repartido en muchos sectores de la economía y agrega que el mercado del arte argentino estuvo muchos años sin recibir una inyección de dinero, “y los mercados hablan de dinero, así que todo lo que sea inyección de dinero –ya sea producto del blanqueo, de la situación de la economía o de las inversione­s– será recibido con optimismo”. Pero, además, esto favorecerá a que la actividad sea mucho más clara, “y que el referente ya no sea una subasta, que es lo único público, porque las transaccio­nes privadas nadie te las cuenta”. Precios más transparen­tes y en curva ascendente serían, según Oxenford, otras de las consecuenc­ias virtuosas del

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