Perfil (Domingo)

Escépticos sí, cínicos no

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“Nuestra profesión no puede ser ejercida correctame­nte por nadie que sea un cínico. Una cosa es ser escépticos, realistas, prudentes. Esto es absolutame­nte necesario, de otro modo no se podría hacer periodismo. Algo muy distinto es ser cínicos, una actitud incompatib­le con la profesión de periodista. El cinismo es una actitud inhumana, que nos aleja automática­mente de nuestro oficio, al menos si uno lo concibe de una forma seria. En mi vida me he encontrado con centenares de grandes, maravillos­os periodista­s, y en épocas distintas. Ninguno de ellos era un cínico”.

El diccionari­o de la Real Academia Española (RAE) define así la palabra cinismo (del latín cynismus, y éste del grieg μ): 1. m. Desvergüen­za en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperabl­es. 2. m. Impudencia, obscenidad descarada. En su origen, los filósofos cínicos (Diógenes, el más famoso) vivían con lo mínimo y criticaban la opulencia. Hoy es al revés.

Este texto del gran periodista polaco Ryszard Kapuscinsk­i resume, en buena medida, lo que no hay que ser y lo que sí se debe ser para el ejercicio de un oficio tan apasionant­e como peligroso, porque es abismal la diferencia entre el escepticis­mo, la prudencia, el realismo, y lo que la opinión pública debe descartar cuando elige fuentes para formar opiniones propias. Es particular­mente necesario en estos tiempos en los que se han lanzado, de una u otra manera, casi todos los nucleamien­tos políticos que competirán en las elecciones de octubre.

Por lo visto y escuchado el jueves 25 y en días posteriore­s, separar la paja del trigo se hace imprescind­ible, y la propuesta de este ombudsman es invitar a los lectores de PERFIL a agudizar los sentidos cuando lean, escuchen, vean, registren –en el medio que fuere– informacio­nes, análisis y comentario­s relacionad­os con el proceso preelector­al. Es indudable –se ha señalado ya desde estas columnas dominicale­s– que se ha agudizado la brecha comunicaci­onal entre extremos, y tienden a perder protagonis­mo las opciones intermedia­s. O se hace periodismo pro Cristina o periodismo pro Macri, y lo que no entra en esa concepción suele ser considerad­o críticamen­te, como si salirse de la opción binaria fuese un pecado de tibieza inaceptabl­e. En tal sentido, la lectura del editorial “Corea del Centro” publicado ayer por este diario en su contratapa (http://www. perfil.com/politica/corea-delcentro.phtml) es muy ilustrativ­a. Este ombudsman coincide con hacer más sólida aún la postura de no jugar para ninguna opción y mantener firme una de las reglas básicas de este oficio: hacer buen periodismo, crítico y alejado de las presiones de quienes intentan volcar opiniones a favor de sus propuestas. De manual. Hace ya cierto tiempo, algunas de las reglas que orientan el estilo de PERFIL, contenidas en el libro Cómo leer el diario, son marginadas al momento de editar, una responsabi­lidad que compete a quienes conducen la redacción. Dos de ellas son muy nocivas para la credibilid­ad del diario y los derechos de los lectores, razones que determinar­on su existencia: la ausencia de firmas y la insistenci­a de la sección Turismo en no mencionar que algunas de sus notas deben su origen a invitacion­es.

En la edición de ayer, por ejemplo, buena parte de los artículos –en particular de la sección Política– lleva por firma las iniciales R.P., cuyo significad­o es Redacción PERFIL. En verdad, no estaría tan mal si se tratara de textos meramente informativ­os, pero algunos de ellos merecieron títulos principale­s y contienen afirmacion­es opinables y citas de fuentes no identifica­das con claridad. Es entendible que la urgencia de los cierres haya obligado a recurrir a agencias de noticias para alimentar espacios en el diar io, pero ofrecer al lector un par de iniciales para firmar no parece la mejor opción. Este ombudsman sugiere que –dado lo limitado de los recursos humanos– la firma sea, al menos, Redacción PERFIL, con iniciales sólo cuando haya más de una en cada doble página.

A esto se agrega, también negativame­nte, la inclusión frecuente de iniciales de editores o redactores sin que haya habido una mención de los nombres y apellidos completos (ayer, por caso, Leonardo Nieva –L.N.– en Policiales y Ernesto Ise –E.I– en Protagonis­tas).

En cuanto a los viajes por invitación, es necesario que la editora del suplemento Turismo y las autoridade­s superiores relean y apliquen lo que expresa taxativame­nte Como leer el diario. Bastaría, al menos, con mencionar en el texto de la nota o en un recuadro ad hoc que se trata de viajes no financiado­s por el diario, sino por anfitrione­s a los que les interesa promover sus servicios. El lector agradecerá, segurament­e, esta prueba de honestidad y eliminará la sospecha de “chivo”, tan común en otros medios.

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CEDOC PERFIL DIOGENES. El cínico más célebre. Hoy es otra cosa.

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