Un tema delicado
El tema del aborto ha resurgido recientemente en los medios a raíz de trascendidos que involucraron a un político al que se le atribuye que habría adoptado privadamente una visión diferente sobre la interrupción del embarazo de la que había manifestado públicamente tiempo atrás.
Con relación a este delicado asunto hubo algunas películas en las que el aborto, a pesar de ser moralmente condenable, era una posibilidad de evadir una situación personal incómoda, o por así decirlo, embarazosa.
Durante años el aborto ni siquiera fue mencionado en el cine, salvo en unas pocas películas como Carnet de baile (1937), de Julien Duvivier, en la que una viuda (Marie Bell), mirando una vieja libreta, recuerda sus amores del pasado, y Amok (1944), de Antonio Momplet, ambientada en India, en la que María Félix compone a la mujer de un gobernador, que concurre al consultorio de un cirujano para proponerle que le realice un aborto.
El cine norteamericano planteó el tema explícitamente por primera vez en 1951 en el film de William Wyler La antesala del infierno. Allí un policía (Kirk Douglas), que persigue al responsable del crimen de varias mujeres por practicarles abortos, descubre que su propia esposa había sido una de sus clientes antes de conocerlo. En la película Blue jeans, dirigida por Philip Dunne en 1959, cuando una chica de 17 años queda embarazada ni ella ni su novio saben cómo comunicárselo a sus padres y juntan dinero para pagar un aborto. Finalmente los padres se enteran y logran disuadirlos. Una situación semejante se da en Los que verán a Dios, en la que un joven matrimonio compuesto por Bárbara Mugica y Oscar Rovito deciden optar por el aborto por problemas económicos y se arrepienten a último momento. El cine británico abordó incidentalmente el tema en Todo comienza el sábado y detalladamente en El secreto de Vera Drake. En esta última, un ama de casa paralelamente trabaja como abortista y es detenida por la policía cuando una mujer a la que atiende se muere. La película y la actriz (Imelda Staunton) fueron premiadas en el Festival de Venecia.
El cine tiene una visión reprobatoria del aborto que la mayoría compartimos. Generalmente en las películas los que optan por esa práctica lo hacen como último recurso para no enfrentar prejuicios, para ocultar infidelidades o por falta de dinero pero por suerte lo usual es que finalmente prevalezca la sensatez y se evite una situación riesgosa y condenable.