Menem, Duhalde y Massa, en el pasado del nuevo canciller
El diplomático que se ganó la confianza de Macri fue funcionario en los ex gobiernos peronistas. Y trabajó en la campaña del fr. Polémica sociedad con Ramón Hernández.
Cuando Cristina Kirchner dejó la presidencia, el equipo de transición de Cambiemos no había obtenido acceso a la Casa Rosada hasta las 3 de la mañana. Sin embargo, ya conocían al detalle el estado de todos los salones y había un plan delineado para el acto protocolar. Los contactos de Jorge Faurie con personal de planta y su extensa experiencia de protocolo fue aquel 10 de diciembre un insumo invaluable. Algunos dicen que ese mismo día, cuando todo concluyó sin ningún percance –más allá de la ausencia de la presidenta saliente– el jefe de Estado decidió ofrecerle una de sus más importantes embajadas.
Embajador de carrera con la más alta calificación de la Cancillería, Faurie es caracterizado por quienes mejor lo conocen como un hombre contemporizador y firme a la vez. Su carrera estuvo marcada por cercanía a figuras del peronismo, pero también supo tejer relaciones con otros sectores.
Su amistad con Fulvio Pompeo, secretario de Asuntos Estratégicos y pata internacional del PRO, motivó la convocatoria para que asistiera al equipo de Macri durante la asunción y un dato clave para entender las consecuencias que tendrá su nombramiento. Durante su gestión, Susana Malcorra tuvo fuertes roces con Pompeo y el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Ahora, se espera que la llegada de Faurie implique un fuerte alineamiento de “La Casa” –apodo interno de la Cancillería– con Presidencia. Peronismo. Faurie fue jefe de protocolo de Carlos Menem, vicecanciller durante la presidencia de Eduardo Duhalde y ocupó la embajada de Portugal durante el kirchnerismo. En la campaña de 2015, trabajó con los equipos de exteriores de Sergio Massa que coordinó Sebastián Velesquen e integraron también el ex vicecanciller Cisneros y Roberto Garcia Moritán. Participó de actividades de campaña en Lomas de Zamora, Merlo y Esteban Echeverría, entre otras localidades.
Según pudo saber PERFIL, no contó siempre con gestos de reconocimiento por parte del candidato. De hecho, el 1° de mayo, durante el acto de lanzamiento de Massa en Vélez, el actual canciller designado no logró un lugar en el palco. Con la moderación que lo caracteriza, evitó protestar y restó importancia al gesto. El Frente Renovador era un espacio natural para quien siempre fue más cercano al peronismo que al radicalismo.
Nunca estuvo alineado con el kirchnerismo, pero su cintura política le había permitido evitar el ostracismo que fue impuesto a muchos diplomáticos de carrera. Fue embajador en Portugal, un destino europeo, pero lejos de los primeros planos diplomáticos. Cuentan que durante sus años en Lisboa supo aprovechar su tiempo para profundizar su formación en economía. Otro dato clave para entender el futuro del ministerio: algunos se ilusionan con que Cancillería gane más influencia en asuntos comerciales y económicos. Malcorra había aspirado también a eso, pero perdió la pulseada con el ministro de Producción, Francisco Cabrera.
A pesar de sus frondosos antecedentes diplomáticos, dos datos fueron resaltados desde que se anunció que ocuparía la Cancillería a partir del 12 de junio: su sociedad con el secretario privado de Menem, Ramón Hernández, y su salida del puesto de vicecanciller con Carlos Ruckauf como ministro. En 1999 formó la sociedad “Cortes” con Hernández. Cerca del funcionario, indicaron a PERFIL que el objetivo era hacer un restaurante, que el negocio se vio frustrado por la crisis de 2001 y la sociedad fue disuelta en 2002.