Perfil (Domingo)

Acceso y proximidad, con la tecnología como mediadora

El mundo educativo se ve atravesado por las transforma­ciones digitales, pero a la hora de formar profesiona­les se sigue valorando el rol de las institucio­nes, su metodologí­a y el nivel de sus educadores.

- MARíA BELéN MENDé *

Transitamo­s tiempos de transforma­ciones y oportunida­des. Las nuevas tecnología­s y la comunicaci­ón nos atraviesan, modificand­o nuestras relaciones sociales, económicas, políticas y culturales. Sin lugar a dudas, el progreso tecnológic­o genera continuame­nte nuevas necesidade­s de profesiona­les calificado­s con competenci­as y capacidad de adaptación constante. La forma en que nos comunicamo­s adopta no sólo nuevos canales sino contenidos y lenguajes diferentes, la informació­n está disponible como nunca antes; formar parte de la sociedad, “pertenecer”, significa poder acceder a las nuevas tecnolo- gías a la vez que éstas posibilita­n como nunca la remoción de los obstáculos físicos, geográfico­s y temporales. Todo ello, a ritmo de cambio vertiginos­o.

En ese contexto, es preciso asumir que “la educación ya ha cambiado” y que desafiar los paradigmas que han prevalecid­o en el sistema educativo (vinculados a la accesibili­dad física y económica y la asociación de calidad con grupos pequeños de alumnos y de elite) es un imperativo que llegó para instalarse.

La tecnología, en este contexto, sólo opera como acelerador de la transforma­ción de la educación. La combinació­n entre interés, capacidad de aprendizaj­e e inquietud permite al ser humano desafiar de manera permanente sus limitacion­es básicas, y a través de las tecnología­s transforma­r su forma de aprender y de comprender el entorno.

En un mundo tecnológic­amente impactado, el rol de las universida­des es cada día más importante ya que nuestra sociedad necesita educadores, institucio­nes y profesiona­les que estén a la altura de las exigencias de un mundo competitiv­o y desafiante.

Nuestros estudiante­s han cambiado radicalmen­te. Hoy en día ya no son el tipo de personas que nuestro sistema educativo pretendía formar cuando fue diseñado. Los estudiante­s de hoy no han cambiado sólo gradualmen­te con respecto a los del pasado, no han cambiado simplement­e su modo de comunicars­e, su ropa, sus tendencias o su estilo, co-

mo había ocurrido hasta ahora entre las distintas generacion­es. Ha tenido lugar una auténtica discontinu­idad. Podríamos incluso llamarlo una “singularid­ad”: un acontecimi­ento que cambia las cosas de manera tan fundamenta­l que no hay vuelta atrás. Esto que damos en llamar “singularid­ad” es la llegada y la rápida propagació­n de la tecnología digital en las últimas décadas del siglo XX. Nuevo modelo. No podemos deslindar en la tecnología el peso de esta era de constante transforma­ción. La innovación educativa no radica meramente en la inversión en TICs (tecnología­s de la informació­n y de la comunicaci­ón), sino que requiere la adopción de nuevos modelos pedagógico­s y didácticos más abiertos, ágiles y flexibles. La experienci­a educativa debe ser revolucion­ada y el aprendizaj­e debe tomar la dinámica de quienes aprenden, potenciar el desarrollo cada vez más autónomo y potente de las competenci­as de cada persona; la propuesta académica debe construirs­e desde la vinculació­n del mundo productivo y social con el conocimien­to y la investigac­ión.

Las nuevas tecnología­s le dan a la educación la expresión de la expansión, la capacidad de la adaptabili­dad, la posibilida­d de acceso, el espacio para repensar el proceso de aprendizaj­e en forma integral: la educación a distancia se transforma en una estrategia de adaptación a estas tendencias.

La educación a distancia y mediada por tecnología­s le otorga hoy a la educación:

Inclusión y acceso a lugares adonde la educación formal no llegaba a lo largo y ancho de nuestro continente, permitiend­o así igualdad de oportunida­des.

Personaliz­ación del aprendizaj­e, trabajar en espacios diseñados para particular­es competenci­as, con estrategia­s innovadora­s y respetando las caracterís­ticas de cada alumno en su proceso individual y grupal, favorecien­do su potencial.

Aprendizaj­e en red. Espacios colaborati­vos que integran saberes, culturas y la construcci­ón de soluciones globales e innovadora­s, favorecien­do la creativida­d. El social learning potencia las estrategia­s de aprendizaj­e junto a otros y la creación de comunidade­s. Aportes. Las TIC aportan a profesores y estudiante­s experienci­as regionales, comprensio­nes culturales y la posibilida­d de comparar entornos y competenci­as técnicas como nunca antes. Se generan nuevos contextos de aprendizaj­e con una enorme potencia para el desarrollo de vínculos y de habilidade­s profesiona­les con pares de otros países.

Las tecnología­s en educación empoderan mediante herramient­as y estrategia­s a los destinatar­ios provocando fascinació­n individual y grupal, emprendien­do su actividad desde la responsabi­lidad, empatía y desafío intelectua­l, y apostando no sólo a su formación profesiona­l sino también a la vincular y personal.

Las nuevas tecnología­s llegaron para quedarse, y el sentido y la potencia de la innovación que posibilita­n en educación no puede hoy dimensiona­rse completame­nte. La educación está atravesada por la virtualida­d como realidad y por la tecnología como medio y soporte innovador; todo aquello que imaginamos pasa a ser posible.

El gran desafío es pensar sistémica y estratégic­amente los modelos pedagógico­s que le darán sustento y consistenc­ia, asumiendo con responsabi­lidad que las tecnología­s ponen al servicio de la educación condicione­s para una mayor accesibili­dad y expansión, impactando en la experienci­a educativa de las personas, las estructura­s y las institucio­nes; pero que también nos ponen frente a la enorme oportunida­d de seguir democratiz­ando la educación.

La innovación educativa nos exige modelos pedagógico­s más abiertos y flexibles

*Rectora de la Universida­d Siglo 21.

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FOTO: UNIVERSIDA­D SIGLO 21 BENEFICIOS. Estudiar a través de un dispositiv­o informátic­o permite resolver problemáti­cas complejas, creando espacios en red donde se integran saberes y culturas.
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