El punto ciego del laberinto

El regreso

Autor: Alberto Manguel Género: nouvelle

Otras obras del autor: Todos los hombres son mentirosos, Conversaciones con un amigo, El viajero, la torre y la larva, Historia natural de la curiosidad, Con Borges Editorial: Navona, $ 235

Estamos frente a una nouvelle que, con distintos mecanismos, adopta el carácter de epifanía tan delicada como siniestra. Fabris regresa a este país a su pesar, invitado a la boda de su ahijado, y deja en Italia el negocio de objetos de arte. ¿Regresa Fabris o regresa Manguel? ¿O es la memoria del escritor que vuelve imaginando que la imposibilidad de la llegada es el comienzo de otro viaje? Fantasmas. Buenos Aires es una ciudad enfurecida, con una multitud que no deja caminar, y en ese intrincado caos aparecen las personas de ayer, como si fuera un hoy desgarrado, un mañana sin antes. En los bares se suscitan los supuestos diálogos con los espectros, las librerías el lugar de los encuentros, y en la oscuridad del rechazo, la duda sobre si estamos en una pesadilla. El personaje no enloquece para forzar el lenguaje, regresando a un habla que ya no existe. Señales de otros fantasmas.

La tragedia de los desaparecidos se predijo sin eufemismos en el film de Borges que dirigió Hugo Santiago: In

vasión (1969). Esta ficción retoma esa tradición negada como su secuela luego del oprobio de la celda, la tortura, la muerte. A las heridas de la mano de su amor abandonado, Fabris cede al abandono en un viaje hacia la nada misma de la memoria: un descampado. El chofer del horror es su profesor, y ya en el sitio (el camposanto sin paz), el guía será el guionista Héctor, sin dudas Oesterheld. Y aquí el respeto. Esta figura malograda donde confluyen imaginación, dibujo, infancia y un héroe imposible, es también epitafio e interrogante sobre el tango, que ocurrió de la mano de los hermanos Cedrón con el único verso válido de Gelman: ¿el ingeniero que se perdió en el mar hace cuarenta máquinas?