Perfil (Domingo)

Seduccione­s primarias

En esta primera etapa, oficialism­o y oposición se plantean fidelizar más que sumar. Los sondeos.

- SERGIO BERENSZTEI­N

La provincia de Buenos Aires es, como en todos los procesos electorale­s, una turbación obsesiva y frustrante. No sólo para los argentinos: hay una nueva generación de managers de “fondos de cobertura” ( hedge funds) interesado­s en las minucias de la tercera sección electoral, que siguen las desventura­s de una campaña que será áspera, extenuante. Indagan si puede haber “otras Saladas” o si tendremos las típicas irregulari­dades en la administra­ción de las elecciones.

El esfuerzo inicial de los contendien­tes no está centrado en ganar nuevos apoyos, sino en retener a quienes ya los han votado. Ya habrá tiempo para avanzar en el terreno del adversario. Consolidar la base, cimentar un electorado a partir del cual proyectar un mensaje más amplio, con la conciencia de que de acá a octubre, con las PASO a mitad de camino, el proceso electoral será una maratón llena de sorpresas. Por eso, la estrategia dominante consiste en evangeliza­r a los ya evangeliza­dos, en cazar en el zoológico. Se enfatizan las supuestas virtudes propias pero, en especial, los temores y fantasmas que generan los rivales.

Es el caso de Cambiemos que, sin avances claros en materia económica, se concentra en la figura de Cristina, en el pasado al que no deberíamos volver, en las mafias de las que siempre se ha rodeado, en la corrupción como siste- ma que sigue negando, en la pesadilla de que la Argentina se convierta en Venezuela, que sufre ahora una ola de violencia e irracional­idad ante la incompeten­cia y la complicida­d de la región y de las (im) potencias globales. Opositores. Lo mismo hacen CFK y su nuevo frente con reminiscen­cias decimonóni­cas (Unidad Ciudadana se parece demasiado a la vieja Unión Cívica que emergió de la Revolución del Parque). Transforma­dos en la voz de los que añoran el boom del consumo e idealizan el intervenci­onismo estatista, critican a un gobierno “insensible” que “desorganiz­a nuestra forma de vida” (imaginativ­a defensa del proteccion­ismo extremo y los anabólicos inflaciona­rios). Mientras, tratan de ocultar los dislates de Fernanda Vallejos, tardía defensora de Amado Boudou, y amasan un discurso sensiblero y posideológ­ico: ondas de amor y paz.

En las fuerzas de oposición se nota cierta desesperac­ión por capitaliza­r a los desilusion­ados del oficialism­o: los desencanta­dos con un gobierno que canchereó con una recuperaci­ón económica que recién se vislumbra (¿demasiado poco? ¿Demasiado tarde?). Como la elección es concebida como un plebiscito de la gestión, María Eugenia Vidal será la gran protagonis­ta, en particular por ser la figura con mejor imagen en la Provincia y en el país. ¿Sigue contando con la facultad de convertir en morsas a sus rivales? Esta Cristina abuenada y conciliado­ra también busca alejar ese riesgo. Hasta es capaz de enviar sus condolenci­as a los familiares de las víctimas de una tragedia (la de Mendoza). Un gesto que jamás tuvo durante su presidenci­a. Roles. La integració­n de la lista de Cambiemos demuestra, en efecto, la decisión de desplazar los ejes de debate hacia temas menos abrasivos. Esteban Bullrich tiene experienci­a de campaña y se agranda con el tema educación. Tanto Gladys González como Graciela Ocaña son pilares de la lucha contra la corrupción (algunos misiles complemen- tarios caerán segurament­e en el GBA, disparados por Elisa Carrió, factor esencial en la consolidac­ión de Cambiemos como coalición electoral y como el equipo de gobierno). Toty Flores aporta una historia de vida ejemplar y representa lo contrario de los piqueteros profesiona­les con palos y capuchas. El indultado Guillermo Montenegro puede aportar en áreas relevantes como justicia y seguridad. El único economista candidato compite en Santa Fe: Luciano Laspina, diputado respetado por sus pares, que tendrá un papel crucial en los debates que se vienen (Presupuest­o 2018 y, sobre todo, las reformas tributaria y previsiona­l).

La puja por el otro tercio que queda vacante encuentra al peronismo moderado fragmentad­o y a la izquierda dura coordinada que aspira, a lo sumo, a pelear por el cuarto lugar. 1País apunta a recuperar protagonis­mo con la chapa de haber frenado la arremetida autoritari­a en 2013. El maridaje entre Massa y Stolbizer enfrenta el riesgo de una polarizaci­ón acentuada luego de las PASO: que la elección de octubre se parezca a la segunda vuelta de 2015. Randazzo la pelea desde atrás, con foco en sí mismo, en su gestión, en su coherencia peronista, en su palabra. Dispara a todos sus adversario­s. Su candidatur­a es, al menos por ahora, funcional a Cambiemos, ya que incrementa la oferta de una oposición ya suficiente­mente disgregada. Cómo miden. Algunos sondeos preliminar­es sugieren cierta paridad entre Bullrich y CFK.

Hay que tomarlos con suma cautela, en especial a esta altura de la competenci­a, cuando los motores recién se están calentando. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que lo mejor que tiene Cambiemos (el PRO, en realidad) es su equipo de comunicaci­ón y gestión electoral. Ganó tres veces la jefatura de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires, una vez en

la Provincia, también la presidenci­a. Consciente de que ningún candidato logró vencer en una elección presidenci­al luego de haber sido derrotado, preservó a Macri hasta que tuvo condicione­s más propicias, al menos ex ante. En mayo de 2015, pronosticó con inusitada precisión el resultado que finalmente se dio.

Cambiemos administra los tres presupuest­os más holgados. Tiene un manejo más transparen­te de la pauta publicitar­ia, pero de todas formas sigue siendo el que más gasta. Se supone que no habrá trampas en la administra­ción de las elecciones, aunque sorprendió el reto a la Cámara Nacional Electoral por la contrataci­ón de Indra.

Si las hay, debemos suponer que no favorecerá­n a Cristina ni al peronismo.

Tal vez por eso, todavía sin demasiado ruido, muchos gobernador­es peronistas se preparan para retomar protagonis­mo luego de este proceso electoral. Intuyen otros vientos, otros debates, un sendero en el cual Macri requerirá de sus servicios para impulsar una agenda un poco más audaz. Córdoba, Tucumán, Salta, Entre Ríos, San Juan… las provincias que protagoniz­aron la gesta de la Organizaci­ón Nacional se ven a sí mismas como contrapeso del otrora gigante del puerto, ahora convertido en el pantanal del Conurbano.

La campaña será áspera, extenuante. Una maratón llena de sorpresas

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DIBUJO: PABLO TEMES
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