De guerrilleros a senadores: las farc se preparan para su debut en la política
Sus miembros crearán un partido y tendrán diez bancas en el Congreso. evalúan a quién apoyarán en las presidenciales de 2018. el riesgo de ser “tóxicos” para las demás fuerzas.
Colombia cerró esta semana un capítulo clave de su proceso de paz: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) abandonaron oficialmente las armas. Ahora se abre una nueva etapa, aún más compleja. Los acuerdos firmados con el gobierno de Juan Manuel Santos no sólo prevén la reinserción social y productiva de los ex miembros de la guerrilla, sino también su incorporación a la vida político-partidaria del país.
Las FA RC celebrarán el próximo mes un congreso en el que conformarán un partido legal, que es la forma que adoptarán para saltar de la lucha armada a la actividad política. Los ex guerrilleros devenidos en candidatos podrán participar en las elecciones de 2018, en las que se votará presidente y se renovarán las dos cámaras del Congreso. Los
“es probable que líderes como Timochenko o iván márquez sean candidatos”
acuerdos de paz establecen que, sea cual sea el resultado que obtengan en las urnas, las FARC tendrán garantizadas por ley al menos cinco bancas en el Senado y cinco en Diputados durante los próximos ocho años.
“A nivel general, en Colombia ya hay una aceptación social a que los ex guerrilleros participen en el sistema electoral –dijo a PERFIL Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), una ONG colombiana que acompaña el proceso de reinserción–. Lo que sí se discute es el hecho de que todos ellos están habilitados para presentarse a las elecciones, incluso aquellos que tienen juicios pendientes en la jurisdicción de paz. Hay quienes reclaman una prohibición para ocupar cargos públicos para quienes reciban condenas por crímenes cometidos durante el conflicto”. Desde la vereda opuesta se propone que aquellos ex guerrilleros que tengan restricciones a la libertad puedan asistir con un permiso especial a las sesiones parlamentarias.
Más allá del andamiaje legal, la gran incógnita es cómo se posicionarán las FARC en la constelación política colombiana. La primera cuestión es a quién apoyar como candidato presidencial en 2018. La Constitución le impide a Santos ir por un tercer mandato. La comandancia guerrillera ya anunció que no llevará a un postulante propio. Hay dos grandes posibilidades: que se acoplen a un gobierno de tran- sición y “unidad nacional” o que se sumen a una coalición de fuerzas de izquierda. En el primer escenario, Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del gobierno en los diálogos de paz, aparece hoy como el candidato más factible. En el segundo caso, la ex senadora Piedad Córdoba, cercana a las FARC, y Gustavo Petro, ex alcalde de Bogotá y ex guerrillero del M-19, suenan como favoritos.
Los ex guerrilleros tendrán que avanzar con extremo cuidado para que su proyecto dentro del sistema de partidos resulte políticamente viable. “Las FARC corren el riesgo de que las demás fuerzas las perciban como ‘tóxicas’ en términos de opinión pública, lo que podría dificultar su ingreso a alianzas o coaliciones –señaló a este diario Jorge Restrepo, especialista en conflictos armados y director del Centro