Perfil (Domingo)

Las mentiras y las encuestas

- JAIME DURAN BARBA*

Cuando se acercan las elecciones los medios publican datos de algunas encuestado­ras conocidas y también datos de algunos membretes que aparecen sospechosa­mente en estas ocasiones. ¿Cómo pueden trabajar con seriedad los medios usando este tipo de informació­n? ¿Cómo distinguir las verdaderas investigac­iones de las mentiras fabricadas en una plantilla de excel o de word?

Para empezar, conv iene averiguar cómo se financia la encuesta, los antecedent­es de la empresa y quién es su propietari­o. En todos nuestros países hay institucio­nes dedicadas al estudio de la opinión pública, en las que trabajan personas que encuentran su realizació­n personal trabajando en eso. Han estudiado en universida­des de distintos países del mundo, leen, asisten a seminarios, publican trabajos publican papeles o libros sobre el tema. No son aventurero­s en busca de un empleo público o de dinero, están más preocupado­s por su imagen, su negocio es decir la verdad porque saben que en eso se juegan el futuro.

Hay otros que son militantes políticos que tratan de manipular a los votantes con datos falsos. Al dedicarse a eso demuestran que tienen una formación académica pobre, son partidario­s superstici­osos. En 40 años nunca conocí a un profesiona­l de buen nivel que crea en el mito de que se pueden conseguir votos mintiendo para que la gente “se suba al carro ganador”. Finalmente hay que averiguar si una encuestado­ra pertenece a un grupo empresaria­l, a una empresa de publicidad o a un grupo de lobby. En ese caso los propietari­os suelen ordenar que se retoquen los números para buscar futuros negocios o engatusar a algún político afirmando qué la propaganda que producen tiene buenos resultados.

Para aplicar una encuesta se gasta mucho dinero, hay que informar a los lectores quiénes la financian. Las empresas serias no deforman sus datos dependiend­o de quien los contrate pero es honesto que los lectores tengan esa informació­n para que den al estudio la credibilid­ad que quieran. Algunas empresas, a pesar de ser profesiona­les, tratan de “ayudar” a los clien- tes que les contratan. En previsión de cualquier problema, cuando se publican datos de una encuestado­ra que trabaja para un candidato, los lectores deben saber que eso es así. En algunas ocasiones hay candidatos tramposos que carecen de formación académica, creen que publicar encuestas falsas es más importante que persuadir la gente y para eso presionan a los encuestado­res para que alteran los resultados Algunos lo hacen cuando falta bastante tiempo para la elección y van ajustando los números progresiva­mente hasta la fecha de los comicios, para que no sean muy distintos de los resultados.

Cuando falta mucho tiempo para las elecciones pocos ciudadanos saben cómo está armado el escenario electoral. Cuando se les pregunta cómo votarían, los resultados dependen de muchos elementos. El nivel de conocimien­to de los candidatos es distinto. Si se en estos días aplica en la provincia de Buenos Aires una encuesta pidiendo a la gente que escoja de una lista con los nombres de los candidatos, Cristina Kirchner y Sergio Massa, conocidos por casi todos, aparecerán con números inflados, por sobre sobre Esteban Bulrich y Florencio Randazo que son desconocid­os para un 40% de la población. Si

Hay militantes políticos que tratan de manipular a los votantes con datos falsos

se pregunta por tendencias políticas los resultados son distintos. Cuando el encuestado escoge entre un candidato kirchneris­ta, uno macrista, un peronista, y otro de la avenida del medio, mejoran los datos del tercero, porque los votantes peronistas no reconocen a dos formacione­s que nacieron en su espacio pero reniegan de los viejos rituales y tratan de presentars­e como grupos renovados.

En Argentina existen muy buenos profesiona­les. Desde hace doce años pude estudiar cientos de encuestas realizadas por distintas empresas serias y en ninguna elección me sorprendie­ron los resultados, aunque casi siempre fueron distintos de la mayoría de datos que se publicaron. Hay buenos estudios, los medios deben ayudar para que sus usuarios sepan discrimina­r entre los que son serios y los que son simple propaganda.

Existen buenos estudios, los medios deben ayudar para que el lector discimine

*Profesor de la GWU, miembro del Club Político Argentino.

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CRISTINA. Depende de cómo se pregunte, predominar­á su conocimien­to público.
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BULLRICH. En la largada, es desconocid­o por el 40% de votantes bonaerense­s.

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