Argentina reprueba en aspectos claves de la lucha contra el cáncer
privada y necesita denuncia del afectado, los demás son de acción pública por lo que la Justicia puede iniciar una causa. Finalmente, recordó que “en la ciudad de Buenos Aires si la discriminación online no llega a configurar un delito, eventualmente, puede ser una contravención”.
En la experiencia de López Zavaleta, lo que suele pasar con los agredidos por “haters” es que estos bloquean al agresor o lo denuncian en la misma red. “No es común que terminen en sede penal”.
Aunque es un problema generalizado, los más afectados suelen ser los menores. “En una encuesta que hicimos hace unos meses en chicos de 13 a 18 años, el 33% indicó haber recibido mensajes desagradables o hirientes por internet en el último año”, recordó Maria José Ravalli, especialista en Comunicación de Unicef Argentina. Ravalli detalló que es usual que los chicos reciban mensajes negativos hacia su persona, agresivos o discriminadores a través de las redes.
Unicef Argentina lanzó el año pasado junto al Inadi la campaña #NoDaCompartir, para sensibilizar a la población sobre la necesidad de no viralizar los contenidos que acosan, que ofenden o discriminan a otras personas.
Terminar con los mensajes de odio y agresiones en internet no es tarea fácil. “Planteamos un trabajo amplio, que apunte a lograr un cambio cultural y educativo y que nos ayude a bajar los niveles de violencia general de nuestra sociedad”, concluyó Presman. América latina, y en particular Argentina, enfrenta grandes desafíos para luchar contra el cáncer. Cada año en la región se registran un millón de nuevos casos y 550 mil muertes por esta causa. En el país, el cáncer es responsable del 19% del total de fallecimientos. Y aunque Argentina demuestra un desempeño relativamente bueno en materia de monitoreo, disponibilidad de tratamientos y prevención de esta enfermedad, tiene puntos débiles que le impiden avanzar, como la falta de un Plan Nacional de Control del Cáncer, escasos recursos humanos en oncología y bajo gasto en salud.
Así lo demostró un estudio en 12 países de la región realizado por The Economist Intelligence Unit, con apoyo de Roche Latinoamérica. Tras medir distintas variables, el informe concluyó que los tres países más exitosos en liderar los esfuerzos para el control del cáncer son: Uruguay, Costa Rica y Chile. Luego se ubican México, Brasil, Colombia, Panamá, Perú y Ecuador. Cierran el ‘ránking’ Argentina, Paraguay y Bolivia, como los países con más dificultades.
Los obstáculos en común con la región fueron: la fragmentación de los sistemas de salud, la carencia de una co- bertura universal de salud y la fuerte desproporción entre áreas rurales y urbanas.
Según el informe, pese a que Argentina tiene varios programas para cáncer no cuenta con un Programa Nacional para el Control del Cáncer (según la definición de la OMS) que articule dichos planes y las diversas necesidades de atención. “El principal problema para el Ministerio de Salud de la Nación es convencer a las diferentes provincias a aceptar las políticas gubernamentales”, explica Roberto Pradier, director del Instituto Nacional del Cáncer.
En lo que respecta a financiamiento, el estudio muestra que en Argentina el porcentaje del PBI en gasto público en salud fue de 2,7% en 2014, por debajo del promedio regional de 4,5%. Pero en cáncer el problema no sería tanto los recursos sino su gestión. “No es un problema de financiación, sino de cómo se gasta ese dinero y de falta de articulación entre las diferentes fuentes de financiamiento”, sostine Rubén Torres, rector de la Universidad Isalud. El informe destaca que los presupuestos no se adaptaron a la nueva realidad epidemiológica de la región, y continúan concentrándose en enfermedades infecciosas.
falta un Plan nacional de control y más recursos humanos en oncología