La melena de Andre Agassi: postizo y obsesión
A principios de los años 90, el hasta entonces blanco e impoluto universo del tenis masculino se vio revolucionado por un jugador que paseó por las canchas no sólo shorts de jean y remeras de colores estridentes, sino también una larga melena rubia coronada con vinchas flúo.
Pero el objetivo de alcanzar el primer lugar en el ranking mundial -que logró por primera vez en 1995- no fue la principal obsesión de Andre Agassi, sino su pelo: según confiesa en un tramo de Open, su libro de memorias (distribuido en Argentina por Editorial Océano), el polémico tenista se “descomponía” antes de cada partido importante, sólo de pensar que el postizo que llevaba -sí, su famosa cabellera era una peluca-, podía correrse de su lugar y dejar en descubierto su incipiente calva ante el mundo.
Para el deportista, el pelo era su marca registrada. “Si desaparece, los patrocinadores desaparecerán”, dice que le repetía su entorno. “Las mujeres me adoran y los hombres me odian por él”, se decía él. Casado por entonces con Brooke Shields, Agassi relata que un día ella le sugirió “librarse de ese postizo y raparse”. “Imposible, me siento desnudo, es como si me sugirieras que me arrancara todos los dientes”, le respondió él. Pero lo pensó y decidió que era lo que tenía que hacer “para intentar dar el primer paso hacia la cordura”.