TEATRO CON TELÓN

—Con tu experiencia en el otro tipo de obras y en la obra de Spregelburd en el Cervantes, ¿cómo ves al teatro en la actualidad?

—A mí me parece que Buenos Aires sigue siendo donde cada cuatro cuadras y en determinados barrios hay una obra. El movimiento teatral sigue siendo increíble. Cuando yo empecé a producir, era un momento de crisis enorme. Era solo la dramaturgia del actor, dos actores juntos haciendo lo suyo y nada más. Hoy la situación actual es de crisis absoluta, como es en todos lados. Los subsidios que antes existían existen, pero con esa plata no haces nada. Te queda el mecenazgo. Hacer lo que hacemos no es fácil. Primero porque no te reditúa dinero. No es tan fácil sostener la actividad. Pero yo sé que no podría no hacerlo. Hace 13 años que hago funciones todos los años. Ahora terminó La terquedad en la sala grande del Cervantes y hacíamos 700 personas por función.

—¿Qué podes contar de esa experiencia?

—Para mí era la primera vez que actuaba en un teatro con telón. Era un estadio. ¿Cómo hacemos para hacer la obra acá? La obra es gigante también. Fue un milagro esa gente por función. ¿De qué depende que vaya bien o mal? No se sabe nunca. Una obra de tres horas veinte. Sin actores que convocan. La entrada sale 120 pesos, y no es menor. Ahí decís que bueno que el teatro nacional se haga cargo de esas cosas. Rafa tampoco es un artista especulativo. Los artistas no deberían estar ocupados en especular. Vos queres que lo vea gente, pero cuando lo haces estás haciendo eso.