COMPARACIONES
En Brasil lo condenaron a Lula. En la Argentina deberían condenarla a Cristina. En Venezuela, más temprano que tarde, acabarán condenándolo a Maduro. Describo una situación y exploro un par de probabilidades. Pero, además, expreso un deseo. ¿Es una concesión a la derecha, la mía, una claudicación o una renuncia a la conciencia de clase en favor de los oligarcas y de los abusos del capitalismo? No, no lo es, acepten o no acepten mis argumentos. Se extendió demasiado, entre los componentes de una masa acrítica, la idea de que gestiones como las del presidente Macri “gobiernan para los ricos” y que, por lo tanto, cualquier exceso que cometieran gestiones como la cámporo-cristinista -que hipotéticamente “gobiernan para los pobres”está justificado por el fin. Maquiavelismo elemental y pésimamente comprendido. Si Macri gobierna para los ricos -si Macri roba, inclusonadie en el pueblo resultaría sorprendido, porque nadie lo votó pensando en sus virtudes morales ni éticas, sino que lo votó para salir de un sistema asfixiante, que atentó contra las libertades individuales, impuso el matonismo y se llevó por delante todas las instituciones de la república. En todo caso, sí sería una sorpresa -una agradable sorpresa- que Macri decidiera gobernar para la Historia y cumpliera, para ello, una gestión decorosa y positiva en términos generales. Si, por lo contrario, se corrompen y roban los “populares” con el argumento de que “para hacer política se necesita construir poder y para construir poder se necesita recaudar”, a la corrupción y al robo -males en sí mismos- se les añade la traición y el engaño a ese pueblo que dicen defender y representar y al que le exigieron su confianza. A la ignominia de la explotación se le suma, de tal modo, la humillación del desengaño. Entre estos falsos líderes políticos y el lumpemproletariado acerca del que previniera Marx se teje una red de complicidades que vuelve a los comitentes doblemente culpables. Eso pensaba mientras recibía información sobre el presente y el futuro de Lula. Y eso pienso cada vez que me enfrento con la ceguera ideológica -no quiero pensar que también con la mala fede aquéllos que en teoría se contarían entre los míos.
Claudio Portiglia claudioportiglia57@hotmail.com