“primero me manoseó y después quería darme caramelos”
Rufino Varela tiene 52 años. Está casado y tiene dos hijos. El año pasado se sacó una pesada mochila: le contó a su familia que había sido abusado por un conocido de su familia y también por un sacerdote irlandés cuando tenía 12 años y cursaba séptimo grado en el Colegio Cardenal Newman.
“Era un peso muy grande para mí. Reuní a mi familia y se lo conté. Desde ese momento mi esposa y mis dos hijos son mi mayor sostén. Ellos me impulsaron a generar todo lo que pasó después”, cuenta a PERFIL. En diciembre pasado hizo públicos sus padecimientos en el Newman en una entrevista. Según denuncia, el padre Alfredo Mac Conastair abusó de él cuando fue a pedirle ayuda porque un conocido suyo lo había sometido sexualmente.
Rufino no recibió contención sino que, según su contó a este diario, el cura lo “obligó” a “bajarse los p a nt a lone s ”, lo “a zotó”, le “manoseó los genitales” y le pidió que detallara “cómo había sido ultrajado por ese otro hombre”. “Me manoseó y después quería darme unos caramelos para que vuelva a clase”, aseguró.
En abril pasado las autoridades del Newman con- firmaron los abusos en la institución. En una carta, el hermano Hugo Cáceres (superior de la congregación de los Christian Brothers de América Latina) pidió “perdón” a “todas las víctimas” del colegio. Dos meses después, un agente policial irlandés le infor mó a Varela que se había abierto una investigación sobre la responsabilidad de los Christian Brothers en los abusos como en el encubrimiento. Hoy Rufino destina gran parte de su tiempo a contener a víctimas y trabajar contra el abuso sexual infantil a través de su página Del Abuso al Abrazo.
Hoy trabaja en la contención de quienes pasaron por lo mismo que él sufrió