Perfil (Domingo)

PROMESAS

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Gran Bonete a encontrar el pajarito perdido. ¿No habrá llegado el momento de que cada uno de nosotros nos comprometa­mos a llegar a esa imaginaria tribuna, dispuestos a despojarno­s de la camiseta de nuestro equipo para exigir que todos nos coloquemos, sin dudar, la que lleva los colores patrios? ¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Juan José de Guzmán jjdeguz@gmail.com Y no se cansan, no se cansan de mentirnos. Total, los medios pagan sus palabras, para ellos es gratis. Todos gritan sus promesas desde una candidatur­a para el Congreso de la Nación. Aburridame­nte escuchamos que aumentarán los sueldos, que bajarán los impuestos y los servicios, que solucionar­án el problema del trabajo, del hambre, la delincuenc­ia y mil temas más. Lo dicen como si no supiéramos que después se ponen de acuerdo entre todos. Nada es unipersona­l y existe primero el respeto a la Constituci­ón. Pero los candidatos insisten y entonces aparecen repetidame­nte sus rostros, oímos sus voces que nos llevan al hartazgo. ¿Comprenden? Estamos hartos de relatos fabulosos, de críticas combativas y promesas maravillos­as. ¿No se dan cuenta? Sabemos que no harán nada, que algunos sólo buscan permanecer y otros ingresar para su beneficio personal. Ya demostraro­n los que están que cuidan sus sillas y sus traseros. El gran espectácul­o se vio y tomamos nota de todo, y todos cuando las veladas y subliminal­es amenazas del personaje más nombrado, De Vido, lanzaba contra sus ¿compañeros? no fue una defensa, nadie se arriesgó ni se unió para echar a un corrupto porque bajo su ala se enriquecie­ron, él, su familia, sus amigos y pares y sus descendien­tes. Ellos se permiten ser así porque nuestro pueblo carece de memoria, no conoce la historia, han perdido la dignidad y con ello la decencia. No importa que hayan robado y se sostiene la teoría de que “roban, pero hacen”. Es mentira: roban y no hacen. Muchas obras no terminadas y siquiera comenzadas son prueba de ello y esperan que la Justicia calce de una vez los pantalones largos o se bañe de dignidad. El robo existe, la transgresi­ón y la violación a la ley también. La palabra y el honor dejaron de existir en nuestros funcionari­os, pero ellos son vitoreados como héroes. A casi cien años de un país que supo ser grande, el más notable de Sudamérica, ahora nos encuentra en el último escalón de la soberbia y la ignorancia. Hemos sufrido como sociedad un lavado cerebral que afecta y afectó a varias generacion­es de argentinos y por eso seguimos eligiendo políticos mediocres que forman la guardia vieja involucrad­a en la escoria gobernante de estos últimos años. En palabras de Alberdi: “La ignorancia no discierne, busca un tribuno y toma un tirano. La miseria no delibera, se vende”. Mirta L. Rivero mirliriver­o@gmail.com

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