Macri versus Scioli
—No quiero ser irrespetuoso de Macri, pero creo que ellos han hecho un marketing sobre la gestión y el hacer. La gestión requiere una decisión política muy importante. No hay mejor política que la buena gestión. Pero la gestión requiere liderazgo, coraje, nada de especulación, una cuota de sensibilidad y sentido común, cosa que pocas veces ocurre. Yo sé qué intereses defiendo y no tengo duda de cuáles son los intereses que defiende este gobierno. No hay ninguna posibilidad de transformar la realidad, mucho menos en un país con tanta desigualdad y asimetría, si no se le asigna un rol importante al Estado. Pero Macri no cree en el Estado. Tiene funcionarios que no creen en el Estado, que asocian el Estado a un gasto, lo cual para nada es cierto.
—¿Macri tiene un error de origen?
—No cree en la política. No hay posibilidad de gestionar bien si no hay una decisión política contundente. Toda gestión lleva previamente una buena decisión política.
—Entonces, ¿no hubiera sido mejor Scioli que Macri?
—Tengo dudas sobre eso. Siempre fui muy crítico con Scioli y su gestión. Porque hay dos maneras de concebir el ejercicio de las responsabilidades públicas cuando uno está a cargo de áreas sensibles y estratégicas: a través del marketing, que tiene un final anunciado porque es tapar el sol con las manos, o embarrarse y comprometerse a transformaciones importantes, que finalmente dan sus frutos.
—Vuelvo a la pregunta: entre los “dos males”, ¿no hubiera sido mejor un Scioli presidente, que al menos no descreía en el Estado como Macri?
—Es muy difícil esa pregunta. Haciendo honor a mi historia, no puedo dejar de decir que yo voté a Scioli. Pero teníamos dos alternativas que no eran buenas. Ya en febrero de 2014 dije: “Los medios de comunicación tienen sus candidatos: Massa, Macri o Scioli”. Para mí eran parecidos los tres: expresaban casi lo mismo.
—¿Nunca se arrepintió de no haber aceptado ser gobernador?
—No, nunca. Al contrario. Siento que hice lo que debía hacer: defender mis convicciones, mis valores. Y eso que me lo he planteado muchas veces. Yo advertí: “Miren que no voy por la gobernación”. Se lo dije a la entonces presidenta varias veces porque me parecía que de esa manera no había especulación.
—¿En ningún momento tuvo culpa por haber hecho perder al peronismo la elección?
—Lo reflexioné, lo pensé mucho. Pero nada me ha hecho cambiar de opinión. No lo digo desde la soberbia, porque suelo ser muy duro conmigo mismo. Cuando planteé ser precandidato a presidente, lo hice, además, porque pensé que así abonábamos al espacio. Se trataba de un proyecto político que debía sucederla: era una gran responsabilidad. Perón hablaba de generar su propio relevo y pensé que Cristina iba a hacer eso. Además, no podía ser gobernador de alguien con quien no compartía la manera de hacer política y gestionar.
—¿El gobernador de Buenos Aires tiene que ser afín al Presidente?
—Por supuesto. El sistema era un gran desafío y es una deuda pendiente. La asignación de recursos es asimétrica. Hay provincias que aportan más y reciben menos.
—¿La crisis de 2001 fue por falta de afinidad del gobernador y el Presidente?
—Más que eso, fue una crisis generalizada por las políticas que implementó De la Rúa, muchas de las cuales son parecidas a éstas de Macri. Ajuste fiscal, ajuste monetario, endeudamiento, apertura a las importaciones, que es algo que me preocupa mucho. Pero por suerte parece que hoy estamos frente a otra situación social.
—¿Por qué no se presentó igual en aquellas PASO de 2015?
—Era i mposible. Las listas cerra- ban el día 20, que fue un sábado, y el 15 me llama la ex presidenta y me pregunta: “¿Quién te va a acompañar en la fórmula?”. Lo recuerdo bien, junto a ella estaba sentado Eduardo de Pedro. Le dije: “Hay dos posibilidades, una es que me acompañe Zannini, aunque con Carlos somos pan con pan, y la otra es reeditar la concertación”. Y ella me preguntó: “¿Qué es eso, Flaco?”. Y le contesto: “Que me acompañe alguien del radicalismo, Claudia Zamora, que además es mujer”. A mí siempre me pareció muy buena la idea de Néstor de la concertación, más allá de la actitud de Cobos. Pero luego lo veo a Scioli salir de Olivos y anunciar por C5N que era el candidato y lo iba a acompañar Zannini. Me costó mucho comprenderlo, porque era ir con un candidato no leg itimado y clausurar una gran participación que hubiera achicado mucho al PRO, porque gran parte del radicalismo hubiese participado de esa primaria. Y a Massa, porque el peronismo que se resistía a acompañar a un candidato kirchnerista sí nos hubiera acompañado a nosotros.
—¿Nunca pensó que no le iba a permitir las PASO en 2015?
—No. Nunca.
—¿Y nunca pensó que ella iba a presentarse en 2017 como candidata, ahora?
—No, tampoco.
—¿Entonces?
—Seguramente me equivoqué, pensé que tenía otra visión en relación con lo que venía. Siempre creí que Cristina era líder de un proyecto político, no de un proyecto personal.