“El arte es transformador”
MElina PEtriElla
El pequeño poni, del dramaturgo español Paco Bezerra –con dirección de Nelson Valente–, en el Teatro Picadero (pasaje Santos Discépolo 1857) reúne los sábados y domingos a la dupla de Alejandro Awada y Melina Petriella. La actriz analiza el lugar de la cultura en la Argentina actual y el poder del arte, frente a esta obra que trata la temática del bullying a partir de hechos reales ocurridos en 2014 con un niño en el condado de Buncombe, de Carolina del Norte, Estados Unidos.
—¿Cómo está funcionando la obra?
—La gente queda emocionada, interpelada. Eso es una misión cumplida desde el arte en un proyecto como éste. El arte es transformador, brinda la posibilidad de que te sientas atravesado y de que haya un cambio. El teatro tiene el deseo de conmover, emocionar y hacer pensar. Sabíamos que el teatro está difícil –por ahora las más redituables son las obras más populares–; además, esta obra va sólo dos veces por semana. No tiene que ver con lo económico. Pero había un deseo y una necesidad de hablar de acoso escolar y de violencia institucional. Con Sebastián Blutrach, mi marido, después de cinco años estamos haciendo una producción juntos. Quiso trabajar ese material, y Alejandro, ponerle el cuerpo, un actor que es una gloria, una gran fuente de inspiración.
—¿Vino a verlos la primera dama [Juliana, Awada, hermana de Alejandro]?
—Sí, vino. Fue una grata sorpresa. Sobre el escenario, no me di cuenta de que había venido. Cuando salimos a saludar, vi que Alejandro saludaba a alguien en la platea pero yo no sabía a quién. No llegué a verla, pero supongo que ella fue a saludar a Ale a su camarín y que compartieron ese encuentro de amor entre hermanos. Después no lo conversamos; él es muy reservado y yo también. Supongo que le habrá dado mucha felicidad que su hermana haya ido a verlo.
—“El pequeño poni” trata sobre la discriminación. ¿Vos misma has sufrido discriminación?
—He sido atacada; se me ha acusado de cosas que no eran ciertas [Darío Lopérfido la acusó de corrupción junto a Hugo De Vido, hermano de Julio]. Yo decidí participar en la Televisión Digital Abierta, que quería que el espectador no fuera un objeto de consumo sino un sujeto pensante. Pero para este gobierno, hacer contenidos o pensamien- tos fue panfletario. A mí me gusta pensar que la patria es el otro. En estos tiempos, la humanidad muestra egoísmo, individualidad. Deseo que como sociedad podamos crecer humanamente. En El
pequeño poni vemos instituciones que no contienen a los niños ni a sus padres. Las instituciones tienen que cumplir los derechos. Cuando se les suelta la mano, pasa como ahora: ¿Santiago Maldonado dónde está? Gendarmería se lo llevó. Cuando las instituciones van de la mano del poder, cae su rol de cuidarnos y aparece el horror.