Perfil (Domingo)

Un jefe que por ahora mantiene silencio pero se siente incómodo

Es Fabián méndez, a cargo del escuadrón 35 de el Bolsón. “siempre se lo marcó como el débil”, aseguraron a PerFiL.

- MARIANO THIEBERGER

Cuando la Gendarmerí­a tuvo que elegir un vocero para salir a negar la responsabi­lidad de la fuerza en la desaparici­ón de Santiago Maldonado, optó por el comandante Juan Pablo Escola, segundo al mando del Escuadrón 36 de Esquel. “Nunca estuvimos ni cerca de detener a alguien”, dijo en una entrevista con el diario Clarín. En cambio, la fuerza prefirió prolongar el silencio del comandante principal Fabián Méndez, jefe del Escuadrón 35 de El Bolsón, que también participó del operativo en Cushamen del 1° de agosto.

Ese silencio de Méndez no hizo más que alimentar el cúmulo de versiones que lo sobrevuela­n y que indican que sería al menos el más incómodo con la situación en la que quedó la fuerza desde hace cuarenta días. En los últimos días, incluso, surgieron rumores que lo ubicaban como uno de los hombres que podrían quebrarse y romper un supuesto pacto de silencio.

Méndez se presentó ante la Justicia por única vez el 4 de agosto, tres días después del operativo. Lo hizo en calidad de autoridad denunciada, en el marco de la denuncia de Hábeas Corpus. Allí, habló lo estrictame­nte necesario. Negó la detención y le entregó a la Justicia el sumario que se hizo por el procedimie­nto.

—¿Cuál es la situación actual del comandante Méndez?, le preguntó esta semana PERFIL a una alta fuente del Ministerio de Seguridad.

—Normal. No estuvo en el operativo, no sabe nada.

Cuando se le hizo la misma pregunta a una alta fuente de la Gendarmerí­a, la respuesta fue similar: “Es el jefe del Escuadrón, por ahora no se puede hablar con él”.

Según pudo reconstrui­r este diario, Méndez tiene un perfil más bajo que sus pares del Escuadrón 36 de Esquel. “Desde el vamos se lo marcó como el débil o el que iba a hablar, pero todavía nada in-

Los investigad­ores detectaron que dos de los escuadrone­s que actuaron el 1º de agosto se culpan unos a otros sobre la responsabi­lidad del operativo. El grupo de Esquel apunta al de El Bolsón y viceversa.

El 17 de agosto, cuando la Federal y miembros de la Justicia ingresaron al cuartel de Esquel para secuestrar las computador­as, los gendarmes opusieron resistenci­a. Ese mismo día, allí estaban instalados dos jefes de la fuerzas y dos abogados. dica que sea así”, explicaron fuentes consultada­s por este diario. “Siempre lo mostraron como un cagón”, agregaron. Y deslizaron que incluso habría sido separado por sus propios pares, tras una serie de llamadas amenazante­s a su casa, en el centro de El Bolsón.

“Después de eso le mudaron a su familia a un lugar supuestame­nte más seguro, pero la realidad indica que lo aislaron, lo dejaron solo, se lo hicieron a propósito”, completaro­n las fuentes.

Fue en uno de los móviles del Escuadrón 35 donde durante los allanamien­tos se encontraro­n manchas de sangre y pelos que están siendo analizados y cuyos resultados podrían estar a mediados de esta semana.

La mirada de los investigad­ores parece estar más enfocada en el rol del Escuadrón 36 de Esquel (tal como contó PERFIL ayer). “Hay una diferencia entre él y hombres como Badié y Escola (del escuadrón de Esquel) o Ballari (jefe de Gendarmerí­a en Chubut). Ellos son más milicos de pura cepa. Se muestran más firmes y prepotente­s”, confiaron otras fuentes consultada­s.

Méndez no estuvo desde el comienzo en el operativo, se sumó a Escola después. La Justicia aún no pudo determinar quién estaba a cargo del operativo cuando se habría producido la desaparici­ón de Maldonado según denunciaro­n los testigos.

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