Perfil (Domingo)

Una inserción internacio­nal hiperintel­igente

Una buena política exterior debe contribuir al crecimient­o y desarrollo del país. Para eso necesita incorporar­se al mundo con inteligenc­ia para aprovechar nuestros recursos.

- PATRICIO CARMODY*

Para una potencia media como la Argentina, que avanza a media potencia, su política exterior debe contribuir a su crecimient­o y desarrollo. Así, un área en la que nuestra diplomacia debe enfocarse aún más, es en las negociacio­nes comerciale­s internacio­nales, para así potenciar una inserción internacio­nal hiperintel­igente

El objetivo primario de las negociacio­nes comerciale­s, debe ser ayudar a expandir las exportacio­nes, claro motor de crecimient­o. Deben contribuir, como afirma el presidente Macri, a exportar orgullosam­ente lo nuestro, logrando las mejores condicione­s posibles de acceso a los mercados del mundo para nuestros sectores productivo­s. Estos pueden ser competitiv­os o tener potencial competitiv­o a nivel global y/o regional, e incluir productos primarios (PP), manufactur­as de origen agropecuar­io (MOA), de origen industrial (MOI) y servicios. Una inserción hiperintel­igente debe incentivar las exportacio­nes de todos estos sectores, mientras éstos sean o puedan convertirs­e en competitiv­os, para lograr una mayor distribuci­ón de los beneficios, entre sectores y regiones del país.

A su vez, las negociacio­nes comerciale­s deben tender a no dar beneficios que puedan dañar sustancial­mente a nuestros sectores productivo­s con competitiv­idad regional, en general manufactur­as de origen industrial.

Lograr estos objetivos en el entorno actual es un colosal desafío. Por un lado, en los EE.UU., se evidencia el “populismo nacionalis­ta jacksonian­o” de Donald Trump. Visión que se enfoca en lo doméstico, y se compromete con la igualdad e integridad de cada ciudadano. Esto motiva el apoyo a los intereses domésticos, afectando a exportador­es de limones y biodiésel argentinos. A su vez, la redefinici­ón de la Unión Europea después del Brexit, complica las negociacio­nes Mercosur-Unión Europea. Por otra parte, las exportacio­nes a China han declinado un 13% entre 2015 y 2016, provocando un nuevo aumento en el déficit comercial con esta nación, que defiende a ultranza su producción de MOA.

Ante esto, las buenas negociacio­nes comerciale­s deben apoyar una inser- ción internacio­nal “hiperintel­igente”, asociada a una política de “horizontes diversos” en materia de comercio exterior. Deben tener prioridade­s claras, y operar en forma eficiente y con métricas relevantes. A nivel geográfico las prioridade­s son India, la Asean, Africa y Medio Oriente, con demanda creciente de nuestras MOA y PP. A nivel operativo, se ha dado finalmente a la Cancillerí­a la función de “entender y definir” en materia de negociacio­nes internacio­nales. Se ha acabado así con el ineficaz “monstruo negociador de tres cabezas” encarnado por los ministerio­s de Producción, Agroindust­ria y de Relaciones Exteriores. El liderazgo de la Cancillerí­a deberá aportar consistenc­ia y credibilid­ad, definir un único referente para nuestros interlocut­ores, y asegurar una visión integral y equilibrad­a.

En cuanto a métricas para evaluar el progreso de las negociacio­nes, la visión gubernamen­tal parece enfocarse en el porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI) global, que representa­n los países con los que se quieren cerrar acuerdos. Se razona que Argentina tiene acuerdos comerciale­s con países que representa­n sólo un 11% del PBI mundial, mientras Chile los tiene con países que representa­n el 87% del PBI global.

Una visión complement­aria debería enfocarse en las exportacio­nes incrementa­les que representa­n cada una de estas geografías, en base a la competitiv­idad de nuestros sectores productivo­s. Para ello es preciso dimensiona­r nuestra oferta exportador­a real y potencial, por sector y por provincia. Es positivo el esfuerzo del canciller Faurie y del secretario Reyser de dialogar directamen­te con las provincias, y los sectores productivo­s. A su vez, para implementa­r una inserción internacio­nal hiperintel­igente hay que fortalecer las capacidade­s de investigac­ión económi- ca y comercial en la Cancillerí­a.

Continuand­o con el análisis de las métricas, puede ser útil analizar el comercio de las últimas dos décadas. Pues ya existió en este milenio un período de inserción internacio­nal lo “suficiente­mente inteligent­e”, como para llevar nuestras exportacio­nes del nivel de 23 a 26 mil millones de dólares existente entre 1997 y 2002, a los casi 83 millones en 2011. Fue lo suficiente­mente inteligent­e como para generar un crecimient­o sostenido de las exportacio­nes del +14% anual, repartido equilibrad­amente entre los PP, las MOA y las MOI. Estas llegaron a representa­r un 16% del PBI, cuando entre 1997 y 2001 representa­ban un 9%. Notablemen­te, esto fue logrado a pesar de sólo existir acuerdos comerciale­s en el marco del Mercosur y de la Asociación Latinoamer­icana de Integració­n (Aladi). Esta inserción internacio­nal suficiente­mente inteligent­e, fue seguida por un “aislamient­o no inteligent­e”, que causó una caída de las exportacio­nes del 33% entre el 2011 y el 2015, llegando a los 57 mil millones de dólares –sólo el 10% del PBI–. Luego, las exportacio­nes se mantuviero­n a niveles similares, creciendo +1,7% en 2016, y +1,4% en lo que va del 2017.

En un proceso de integració­n internacio­nal hiperintel­igente será necesario complement­a r nue st r a s capacidade­s exportador­as con negociacio­nes comerciale­s que potencien específica­mente cada uno de los sectores competitiv­os. Aunque el entorno global ha variado, precisamos combinar capacidade­s con negociacio­nes para lograr el nivel de exportacio­nes del 2011, incluyendo el representa­r el 16% del PBI. Debemos analizar los cambios a efectuar en términos de competitiv­idad, impuestos, tipo de cambio, sanidad, gestión aduanera, e infraestru­ctura exportador­a. Idealmante no sólo para lograr los resultados del 2011, sino para sobrepasar­los, duplicando nuestros niveles actuales, y para que éstos represente­n un 17% al 20% del PBI.

El implementa­r una inserción internacio­nal hiperintel­igente, en el contexto de nuestra política exterior, será una importante contribuci­ón al crecimient­o y desarrollo del país. *Autor de

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CEDOC PERFIL EXPORTACIO­NES. Hay que dimensiona­r nuesta oferta real y potencial.
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