Y un día llegó al museo
Kurita no cobró un yen, dólar ni euro por la creación de sus emojis. Sin embargo, sigue involucrado en el diseño de servicios y contenidos para la comu n ic ación en internet. Ahora, encontró una veta para mostrar su trabajo: el arte. Recientemente viajó a Nueva York para acompañar la difusión de la obra que contiene 176 emojis originales de su autoría, adquirida por el Museo de A r te Moderno de Nueva York. Kurita tuvo que ir por sus propios medios. Según trascendió, los pasajes los pagó su mujer y sólo se quedaron dos noches por lo caro que resultó el alojamiento en la Gran Manzana. “Tener el honor de estar expuesto en el MoMA es más de aquello a lo que podría aspirar”, dice Kurita, quien siempre parece ver el vaso lleno.