Perfil (Domingo)

Peligran varias causas en las que intervino el médico trucho policial

- L.N.

La detención de un falso médico policial que intervenía en autopsias y peritajes, y revisaba a víctimas y detenidos, desató una crisis en la Bonaerense porque ahora pone en riesgo a todas las investigac­iones en las que intervino este hombre.

El caso es tan grave como insólito. Emilio Calabuig no es médico ni personal policial. Nadie se explica cómo hizo paraa infiltrars­e en la Policía Científica de San Isidro al punto de llegar a participar en estudios de autopsia.

La investigac­ión fue iniciada por el comisario mayor Gabriel Natiello, a partir de una serie de situacione­s extrañas. El jefe policial sospechó de la ideoneidad de un supuesto oficial subinspect­or que presuntame­nte intervenía en autopsias y revisaba a detenidos, y decidió contactar al titular de la Científica para pedirle referencia­s.

Según las fuentes, el falso médico lucía con orgullo el uniforme con el gafete que lo identifica­ba con su nombre real: Emilio Calabuig. Sin embargo, su identidad ni su legajo figuraban en la nómina de efectivos del Ministerio de Seguridad de Buenos Aires.

Tanto el jefe de la Científica, el comisario mayor Marcelo Palacios, como el titular de Medicina Legal, Carlos Cassinelli, coincidier­on al infor- mar que Calabuig no formaba parte de sus equipos.

A raíz de ello, el comisario Natiello se presentó en la Unidad Funcional de Instrucció­n (UFI) Tigre-Centro para denunciar el caso. Calabuig fue detenido este miércoles, pese a que aseguró que formaba parte de la División Científica de San Isidro. Cuando lo apresaron llevaba el chaleco con el gafete identifica­torio y la funda para las esposas en el cinturón.

En la fuerza provicial nadie recuerda un caso con estas caracterís­ticas. Según las fuentes, el médico trucho llevaba cerca de un año y medio cómo médico policial. Lo que todos se preguntan es cómo hizo para engañar a todo el mundo.

Calabuig, además, había sido denunciado hace más de diez años por ejercicio ilegal de la medicina. También lo acusaron por secuestro y torturas a una mujer. En aquella época llegó a trabajar en distintos hospitales públicos de la zona de Pilar, una señal de que su modus operandi no es nuevo.

El fiscal Mariano Magaz, a cargo de la investigac­ión, imputó a Calabuig por “falsificac­ión de documentos públicos, usurpación de títulos y honores y ejercicio ilegal de la medicina”. Lo citó a indagatori­a pero el acusado se negó a declarar.

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