ESTUDIANTES
En mi carácter de docente y a la vez padre de dos estudiantes del nivel secundario, que concurren a distintas escuelas públicas de la CABA, y en relación con el conflicto que se planteó a causa del proyecto de la escuela secundaria del futuro, pongo a consideración lo siguiente. El proyecto puede resultar una sustancial mejora en la formación de los estudiantes en tanto se debata y consensúe con los docentes que la llevarán a cabo, y se estudie profundamente su implementación, en particular lo que concierne con las experiencias laborales. De lo contrario, probablemente fracase, como muchos anteriores intentos, y quede sólo en una buena intención. Los docentes, en general, tenemos cierta resistencia a los cambios curriculares, pero mucho más si nos son impuestos.