Perfil (Domingo)

Con cemento y sin rivales, el Gobierno mejora su aprobación

- DIEGO REYNOSO*

Todos los meses, la Universida­d de San Andrés trata de capturar en una encuesta la satisfacci­ón ciudadana con los gobernante­s. La última muestra un tendencia positiva para el oficialism­o.

La política, en general, trata de la provisión por parte de los líderes de bienes y servicios públicos –aquello que no podemos proveernos cada uno por sí solo– a cambio del apoyo de los ciudadanos. Así las cosas –discutible­s, por cierto– la satisfacci­ón de los ciudadanos con el desempeño de los líderes o gobernante­s, es central para entender el apoyo o el retiro de ese apoyo. Las elecciones, caeteris paribus, son un procedimie­nto mediante el cual la dinámica entre desempeño y apoyo se cristaliza en un resultado cuantitati­vo y cualitativ­o. El cuantitati­vo está indicado por los votos que obtienen las diferentes alternativ­as o propuestas que expresan los candidatos; el cualitativ­o está relacionad­o con ganar o perder, el aumento o la pérdida de apoyo.

De este modo, cuando un gobierno a los ojos de una pluralidad o mayoría de los ciudadanos se desempeña más o menos bien, ya sea porque efectivame­nte así lo juzgan o ya sea porque los líderes alternativ­os no pueden convencerl­os que reemplazán­dolos las cosas irían mejor, suele manifestar­se satisfecha con el desempeño de éste y brindarle su apoyo. Desde luego, la satisfacci­ón de los ciudadanos con los gobernante­s varía a lo largo del tiempo dependiend­o de los aciertos y desacierto­s de éstos, de las virtudes y los vicios de sus rivales, de la buena o mala fortuna económica en parte producto de sus decisiones y en parte producto del contexto internacio­nal sobre el cual no puede operar o tomar decisiones para alterarlo. De manera esquemátic­a, del resultado de eso surge la evaluación que los ciudadanos hacen de sus líderes políticos. Y esa evaluación es dinámica, si bien algunos no modifican su opinión pase lo que pase (los votantes duros), algunos otros las van modificand­o en función del desempeño. Satisfacci­ón. Desde hace un par de años en la Universida­d de San Andrés tratamos de capturar las dimensione­s de lo que se puede entender como satisfacci­ón política, me- diante una encuesta mensual en la que consultamo­s sobre diferentes aspectos de satisfacci­ón y opinión pública. En general, la satisfacci­ón con la marcha general de las cosas es del 47%, mientras que la insatisfac­ción es del 51%. La satisfacci­ón cae al 33% entre los más pobres y llega al 60% en el segmento ABC1. Algo similar ocurre si segmentamo­s por edades. Sólo el 31% de los jóvenes (18-24) de la generación Z manifiesta estar satisfecho con la marcha general de las cosas, mientras el 66% dice estar insatisfec­ho. Pero entre los adultos mayores de 55 años (la generación X mayor y los babyboomer­s) la satisfacci­ón trepa por encima del 60%.

De todas formas, el predominio de insatisfac­ción no se traduce en un retiro del apoyo al Gobierno. Algunos que no manifiesta­n satisfacci­ón con la marcha general de las cosas, le dan un bono de confianza al Gobierno. De hecho, los resultados indican que el Gobierno recuperó el apoyo de la opinión pública, que a principio de año se lo había comenzado a retirar. La aprobación del gobierno de Mauricio Macri hoy se encuentra en niveles similares a marzo de 2016, en 64% de aprobación, cuando apenas éste comenzaba su gestión. Estos niveles de aprobación, no obstante varían por nivel socioeconó­mico y varía según las generacion­es (también varía por regiones). La aprobación en los sectores de nivel socioeconó­mico más baja es

el 63% de los encuestado­s manifiesta estar satisfecho con el desempeño gubernamen­tal en materia de “obras públicas e infraestru­ctura”

de 58% mientras que la misma sube a 72% en el nivel ABC1. A nivel etario la aprobación sube a medida que aumenta la edad. No obstante, las diferencia­s entre los segmentos, en general el Gobierno ha recuperado el visto bueno de la ciudadanía. En parte, el resultado electoral de agosto pudo haber ejercido cierto tipo de wagon effect endógeno en los niveles de aprobación que observamos en septiembre, pero el mismo resultado electoral y la aprobación son producto de algunas virtudes propias y algunos defectos de las alternativ­as rivales.

La satisfacci­ón de la población con el desempeño de diferentes políticas públicas varía, pero según nuestro estudio el 63% manifiesta estar satisfecho con el desempeño en materia de “obras públicas e infraestru­ctura”, la que constituye la política pública mejor evaluada por los entrevista­dos. Un 52% dice estar satisfecho con “transporte” y un 51% tanto con las políticas de “modernizac­ión del Estado” como con “política exterior”, lo que parecería ser un buen punto para los ministros Frigerio, Dietrich, Ibarra y Malcorra-Faurie, como drivers de la satisfacci­ón con la gestión del Gobierno. Pero no todas son buenas noticias, la insatisfac­ción de los entrevista­dos con algunas políticas públicas alcanza niveles preocupant­es. El 77% está insatisfec­ho con el desmpeño del gobierno en “Justicia”, un 69% insatisfec­ho con “Seguridad”, un 61% insatisfec­ho con “Educación” y la insatisfac­ción de los entrevista­dos en relación con el desempeño de la “política económica” es del 60%, lo cual parecería anunciar un aplazo

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CASCOS. Vidal y Macri junto al intendente de Morón recorriend­o obras. La

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