Con azúcar, con afecto
La reciente prohibición de ofrecer azúcar en las mesas de los bares de Córdoba ocasionó asombro y polémicas tanto en esa ciudad como en el resto del país. Dejando de lado los argumentos esgrimidos a favor o en contra de esa prohibición, es interesante notar el modo en que el azúcar ha sido glorificada a través del tiempo sin cuestionar si su ingesta es beneficiosa o dañina para el ser humano. Sin ir más lejos, en Buenos Aires la obra más exitosa que se ofreció esta temporada fue precisamente el musical Sugar, con una magnífica escenografía, un lujoso vestuario, espléndidas actuaciones, gran orquesta y pegadizos temas musicales. Asimismo, para el 13 y el 14 de octubre está prevista la presentación en el teatro Coliseo de Zucchero, el famoso cantautor italiano que recibió la Orden del Mérito en su país.
En los países de habla inglesa, sugar (azúcar) es considerada una palabra cariñosa para referirse a la persona que uno ama, y aparece en la letra de numerosas canciones. Peggy Lee en 1955 entonaba la canción Sugar en la película La taberna del mal, y fue nominada al Oscar por su actuación. Nat King Cole cantaba con gracia When My Sugar Walks Down the Street y Frank Sinatra entonaba con picardía When I Take My Sugar to Tea, y allí destacaban la admiración que producían sus respectivas novias al caminar por la calle. Julie An- drews como Mary Poppins indicaba cantando que una cucharada de azúcar hace más fácil tragar la medicina. Los Rolling Stones incluyeron en Sticky Fingers, el célebre álbum de la cremallera, el vibrante tema Brown Sugar, con una letra considerada escandalosa en su momento. En Brasil, Chico Buarque compuso y cantó Com açucar, com afeto, describiendo cómo una mujer preparaba el postre favorito de su marido.
Los cubanos fueron los que más elogiaron al azúcar, acaso por ser éste su principal recurso. La inefable Celia Cruz gritaba varias veces “¡Azúcar!” al público durante sus recitales, y así se tituló el homenaje que en 2003 le brindaron varios famosos cantantes a la artista que popularizó el tema ¡Azúcar negra, cuanto me gusta y me alegra!
El cine argentino en 1959 se inspiró en la industria azucarera cuando Lucas Demare filmó Zafra, con Alfredo Alcón y Graciela Borges. Allí narraba la ardua vida de los campesinos que cortaban la caña para elaborar esa sustancia que en estos días ocupó la tapa de los diarios y originó tantos debates al restringirse su consumo en la ciudad de Córdoba.