El espectáculo es un juego que corre todos los límites
Impresiona la coproducción –léase apoyos– con los que contó el espectáculo Arde brillante en los bosques de la noche, desde el Complejo Teatral de Buenos Aires, teatros y festivales de Berlín, Bruselas, Lisboa hasta el programa Cultural de la Unión Europea. La gran excusa es la celebración de los cien años de la Revolución rusa, con este eje Mariano Pensotti armó una historia con estructura de mamushkas, matrioskas (en ruso) o muñecas una dentro de otra. Esto mismo sucede con la propuesta, hay actores manipulando títeres, estos intérpretes actuando y también se asiste a la proyección de una película con los mismos rostros.
Pensotti consigue a través de esta trilogía de ficciones que el espectador (propuesta sugerida para mayores de 16 años) se enfrente con una feroz crítica a estos “tiempos líquidos”, como los definió Bauman. No sólo pone en crisis las relaciones humanas con el amor y el sexo en primer plano, sino también las ideologías, desde el comunismo en Rusia hasta la guerrilla en Colombia. Le rinde homenaje a Alexandra Kollontai (1872-1952), emblemática comunista y feminista, quien propuso en ese principio del siglo XX el voto femenino, el aborto y otros derechos para las mujeres. Llegó a ser la primera embajadora que representó a la URSS en Noruega, Suecia y México. Su historia sirve como disparadora de varias otras que tienen siempre voz femenina, como víctimas y protagonistas. “El capitalismo – escr ibió ella – ha cargado sobre los hombros de la mujer trabajadora un peso que la aplasta; la ha convertido en obrera, sin aliviarla de sus cuidados de ama de casa y madre”. “Puede ser una simplificación – reflexionó Pensotti– pero los conflictos en relación a la igualdad, la distribución de la riqueza, los derechos de los trabajadores y la lucha contra nuevas formas de explotación parecen tan relevantes como lo eran en 1917”.
Arde... presenta varios desafíos, como que su elenco debe adaptarse a los distintos códigos de actuación. Son notables los trabajos de Susana Pampín e Inés Efrón, acompañadas por Patricio Aramburu, Esteban Bigliardi y Laura López Moyano. Bajo el nombre de Grupo Marea se define la estética expuesta en estos diferentes espacios de ficción. Los cuerpos son también un tema, por eso aparecen desnudos, golpeados, seducidos o abandonados. El espectáculo es un desafío, corre los límites de las teatralidades más frecuentes, se burla de ellas y emprende el camino de la incomodidad. Reclama espectadores abier tos, desprejuiciados y capaces de aceptar este juego de trilogía de formas infrecuentes.