De personajes redondos
La escuela neolacaniana de Buenos Aires Autor: Ricardo Strafacce Género: novela
Otras obras del autor: La boliviana, El parnaso argentino, Carlutti y Pareja, La transformación de Rosendo, Crímenes perfectos, Osvaldo Lamborghini, una biografía, Pelo de cabra, La editorial Editorial: Mansalva, $ 200
En un plano más evidente, La escue
la neolacaniana de Buenos Aires, de Ricardo Strafacce (1958), incursiona más que en el psicoanálisis en los psicoanalistas, sus prácticas y las perversas relaciones que establecen con sus pacientes. De este modo, un grupo de éstos se reúne periódicamente en un bar de Barrio Norte para compartir las tácticas de maltrato que ocupan. El maltrato parece ser el único camino para restablecer el narcisismo que conduce a toda cura. Sin embargo, los integrantes de esta escuela no discuten la cura, sino sus experiencias. Y el gran desafío para el ejercicio pleno de su profesión parecieran ser los pacientes y sus neurosis, que con habituales tácticas se mantendrían en un statu quo.
El más radical de este grupo es Eliseo Rodríguez Malo que, como cuenta el narrador, “aventajaba a todos sus compañeros; en trayectoria, prestigio y reconocimiento. Además, era el que tenía más plata”. Su segundo apellido explica simbólicamente por qué es él quien emplea las técnicas más radicales. Precisamente es él quien advierte que el paciente no desea otra cosa que ser maltratado, y “en ese querer, en esa aceptación, en ese ruego de ser maltratado y verdugueado, el maltrato dejaba de ser maltrato”. Entonces, no se trataba de maltratar, sino de darle su merecido al paciente. Y para eso había empezado a considerar la idea de azotar al paciente, pero se pregunta si debía hacerlo antes o después, dilema que planteaba un error, ya que implicaba una amenaza o un castigo, por lo que concluyó que lo mejor sería que la sesión en sí fuera un azote.
Rodríguez Malo propone continuar la discusión en su mansión, ocasión que él aprovecharía para aga- sajar a sus colegas y también para observar las técnicas de maltrato que implementaban todos. Para ello se invitaría a un paciente por analista. La novela, a partir de aquí, comienza a abandonar el tono declarativo, para pasar a la acción, que se desarrollará en la mansión de Rodríguez Malo, pasando del dicho al hecho.
A partir de este momento, que coincide con el clímax de la fiesta de Rodríguez Malo, la novela, como en El parnaso argentino, Carlutti y Pareja y La transformación de Rosendo, comienza a desmadrarse. Esto que ha pasado a ser una marca en la narrativa de Strafacce, la pérdida de control de los personajes que sienten ante las situaciones que viven, vuelve a esta narrativa inestable, como si contar una historia de principio a fin planteara una perturbación para el autor que sólo se soluciona con el desmadre. Los pacientes, entonces, actúan respondiendo la violencia de los analistas, aunque la suya irá un poco más lejos.
Esta violencia tiene su explicación en otra de las características de la narrativa de Strafacce, y es que habitualmente sus personajes son sujeto u objeto de maltrato, como si sin maltrato fuera imposible contar una historia, quedando esto en evidencia en La escuela neolacaniana de Buenos Aires de principio a fin: los psicoanalistas no sienten en ningún momento piedad por sus pacientes y, por otro lado, los pacientes tampoco sentirán piedad por sus psicoanalistas.
Se ha insistido en que las novelas de Strafacce son cómicas, divertidas, y lo cierto es que son así, pero rara vez se ha explicado por qué. James Wood, en su ensayo Los me
canismos de la ficción, señala algo que podría dar una explicación: “En Aspectos de la novela, Forster
El maltrato parece ser el único camino para restablecer el narcisismo que conduce a toda cura, pero los integrantes de esta escuela no discuten la cura, sino sus experiencias.