“el peronismo no es ni será minoría”, advierte pichetto
El histórico presidente del bloque peronista en el Senado analiza el país teñido de amarillo. Derrota y crisis. Quién queda en pie. El futuro de Cristina. Las reformas que vienen. La oposición.
—No me sorprendió. Algunos compañeros subestimaron al Gobierno, a su capacidad para captar voluntades y trabajar los procesos electorales. Lo que analizo es la política en términos de ciclos, y esta elección demuestra que Cambiemos está en lo que se denomina una “etapa de ciclo ascendente” para el ejercicio del gobierno y del poder.
—Cuando hay una ola, como la inercia o la aceleración, ¿nada puede ir contra ella?
—Sí. Nuestro proceso de gobierno comenzó en la crisis de 2001, que impactó en todo el sistema de partidos menos en el peronismo, que fue el catalizador, el que pudo conducir el proceso, primero con Duhalde y después con Kirchner. Pero después de la derrota en el ballottage de 2015 se desarrolla un proceso donde la sociedad nos da la espalda en términos políticos. No hubo una autocrítica que permitiera resolver cuestiones del ejercicio y praxis del gobierno anterior para plantearle alternativas a la sociedad, ni un debate inteligente, responsable, dentro del partido. Esa necesaria una reflexión sobre el pasado, nos la debemos. El peronismo tiene que encontrar una identidad y ocupar el centro nacional, tener una mi- rada de capitalismo moderno, de defensa de los intereses nacionales en un mundo globalizado que está cambiando.
—Usted plantea una cuestión casi de orden físico, como la inercia o el principio de aceleración de los cuerpos: si está en el período ascendente, ¿en la elección posterior siempre se mejora?
—Es la consolidación. El dato es que la derrota, para el peronismo, comenzó en 2015 y se desarrolló un proceso de crisis, con construcciones nuevas en términos políticos. Fue un error de estrategia la decisión que tomó la ex presidenta de dividir al peronismo, de haber generado una fuerza de izquierda y diferenciarse del PJ. Los puntos que a Cristina Fernández de Kirchner le faltaron estaban en el espacio de Florencio Randazzo. Hay principios que son de la política, pero que también vienen del arte de la guerra. El conductor no debe dividir el frente del ejército frente a la batalla principal. La construcción de esta alternativa política es legítima, y creo que responde más a su lógica de conducción que tuvo en los últimos cuatro años y medio. La misma noche de la derrota electoral, ella ratificó la proyección de Unidad Ciudadana como la única fuerza opositora al modelo de Macri, al neoliberalismo. Con un discurso casi de ruptura.
—¿Se alejó del peronismo, luego de haberle enviado mensajes de unidad?
—Esos mensajes aparecieron en la última parte de la campaña. En su discurso del domingo por la noche reafirmó la existencia de Unidad Ciudadana y la lógica existencia de una representación parlamentaria que exprese esas ideas.
—Separada del peronismo.
—Separada. No es neutra la construcción de un partido. Aquí, en el Africa central o en un país más moderno, la construcción de una alternativa política debe tener un correlato parlamentario, un espacio en donde se expresen esas ideas. Me parece hasta más sincero, más genuino. No critico la existencia de un partido de centroizquierda en Argentina, me parece legítimo que ocurra. Lo que digo es que el peronismo no es eso.
—¿Lo sorprendió que algunos gobernadores peronistas que habían perdido las PASO ganaran las elecciones?
—No, porque tener el instrumento del Estado a favor en un proceso electoral siempre es un dato positivo, a favor. Tanto Verna, como Rodríguez Saá, son hombres de una dilatada experiencia y han trabajado mucho y bien.
—¿Experiencia electoral y de contar con un gobierno?
—Sí, el hecho de estar en el territorio, manejar las acciones del gobierno, la unificación del mensaje, el acceso a medios, hacen posible que lo que yo llamo el Partido del Estado tenga mayores posibilidades que el que se opone desde afuera. Esto se repite en el ámbito nacional. No hay nada más fuerte en la Argentina que el partido presidencial. Eso responde al pensamiento histórico de un presidencialismo fuerte. Unifica discursos. Cuando se gobierna no hay tanto debate horizontal, se pueden instalar las ideas, hay un centro gravitacional que sirve para la comunicación y la acción política. Cambiemos expresa una fuerza política nueva, pero utiliza métodos de captación electoral idénticos a la gestión anterior. Políticas sociales con sectores no forma- les, cooperativas, asignación de recursos, créditos. Invirtieron mucha plata dirigida a esos sectores humildes.
—Siguiendo su teoría de que ser gobierno es una ventaja en términos electorales, ¿lo sorprendió la derrota peronista en lugares donde antes habían ganado las PASO? Salta es el caso más llamativo.
—Sí, y además impacta sobre una figura joven del peronismo como el gobernador Urtubey. Pero si analizamos el resultado de las primarias, ahí se verificaba un dato interesante: el peronismo fue con seis candidatos a esa primaria. La sumatoria le daba el triunfo. Es muy difícil sostener un proceso de centralidad con visiones tan separadas. Lo mismo pasó en Santa Fe, donde Agustín Rossi gana por un punto y en la general no sostuvo el resultado. La primaria es un dato que hay que mirar con mucho detenimiento.
“No critico la existencia de un partido de centroizquierda cristinista, pero el peronismo no es eso.” “Cristina estará separada del bloque peronista, todo partido nuevo debe tener un correlato parlamentario.”
—¿Puede ser que le haya pasado a Urtubey lo mismo que al peronismo de Córdoba? ¿El acercamiento a Macri termina siendo perjudicial?
—No lo veo así. Al contrario. La posibilidad de que el peronismo sea alternativa y se convierta en un partido del sistema democrático con una visión moderna es salir de la lógica “cuanto peor, mejor”. Apostar al fracaso, a las políticas de bloqueo y obstrucción, no nos