Los mossos sí acatan
ignoró el convite. “Nuestra voluntad es continuar trabajando para cumplir los mandatos democráticos y buscar la máxima estabilidad y tranquilidad”, insistió ayer desde Girona, cerca de su ciudad natal. Rodeado de cámaras, almorzó, bebió y paseó junto a su esposa y a una pareja de amigos. Se fotografió con decenas de personas que lo recibieron como a una estrella. Y dejó abierto el desenlace de la peor crisis en la historia reciente de
España. A diferencia de Carles Puigdemont, el jefe de los Mossos, el mayor Josep Lluis Trapero, sí acató la decisión del gobierno español de destituirlo de su cargo y se despidió ayer con una carta a sus ex subordinados en la que les pidió “lealtad y comprensión” hacia los nuevos mandos. Casi en simultáneo, la policía autonómica catalana procedió a retirarles la escolta a los consejeros cesados del Govern catalán, en una muestra clara de que obedecerá las directrices que emanen de Madrid. Los Mossos han jugado un papel polémico en la crisis secesionista. Durante la represión contra el referéndum popular del 1° de octubre, muchos policías catalanes se negaron a intervenir contra los manifestantes, lo que provocó el enojo del Ministerio del Interior español. El control sobre las fuerzas de seguridad que operan en Cataluña es ahora crucial para los planes intervencionistas
de La Moncloa.