Un pastor y Dt, entre los cinco procesados
que también asistió Corvo Dolcet, su socio les habría comentado que su situación se había complicado. Las autoridades de Estados Unidos lo habían incluido en la Lista Clinton.
Esa reunión no había sido la única que los tres hombres mantuvieron. En 2012, habían compartido vacaciones en Cartagena de Indias. Ese año intentaron desvincularlo en los papeles. Las notas periodísticas que vinculaban al colombiano con el narcotráfico cada vez eran más. Era tarde. Ya habían sido manchados.
En el caso de Ruiz, los fiscales lograron reconstruir que Piedrahita Ceballos adquirió entre 2.400 y 20 mil acciones de las firmas Club Montserrat SA y Tango Suite SA respectivamente, y una posterior venta simulada de ellas al empresario de la noche porteña, entre los años 2008 y 2011, como consecuencia de la inyección de fondos de origen ilícito.
“Esta inyección de fondos y el pago del precio de las acciones se habrían realizado a través de aportes en efectivo, en tanto no surge documentada transacción bancaria alguna a nombre de los intervinientes. En el año 2012, Ruiz transfirió esas acciones a su nombre, sin que se haya documentado ningún pago ni crédito en favor del supuesto vendedor, tratándose de una operación simulada con el objeto de disimular la participación de Piedrahita Ceballos en las empresas en cuestión y darle apariencia lícita a las ganancias obtenidas. Desde esa fecha hasta el año 2017, Ruiz administró esos bienes de origen ilícito como autoridad de las firmas Club Montserrat SA y Tango Suite SA en beneficio de la organización narcocriminal en cuestión”, escribieron en el pedido de procesamiento.
Destacaron, además, el hecho de que Ruiz realizó 14 viajes a Uruguay entre 2016 y 2017. Creen que depositaría dinero en una cuenta bancaria o una caja de seguridad en Uruguay, del colombiano. Dentro del entramado de la organización dedicada a lavar dinero para el colombiano José Byron Piedrahita Ceballos hay un nombre que llama la atención de los investigadores. Se trata de Esteban Delrío, pastor relioso, ex jugador de fútbol y técnico de las inferiores de Huracán. También, como él mismo admitió, trabajó como chofer del colombiano cuando venía al país.
La documentación secuestrada indica que el DT, como presidente de la firma “Importaciones, Exportaciones e Inversiones Logísticas Colombianas S.A.”, la cual efectuó operaciones de comercio exterior con Piedrahita Ceballos , confirió un poder general de administración de la firma a Mateo Corvo Dolcet, en 2009. La firma está siendo investigada por realizar operaciones de exportaciones ficticias.
En su indagatoria, Delrío relató que dejó el fútbol profesional cerca de 1992 y que dos años más tarde viajó a Colombia, junto con su familia, como pastor de la Iglesia “Unión de Hogares Cristianos Casas sobre la Roca”. Allí permaneció hasta 1997. Dijo que cono- ció a Piedrahita en 2008 por pedido de una amiga en Colombia. El presunto lavador “necesitaba ayuda pastoral”. El encuentro fue en Puerto Madero, donde vivía el colombiano.
El vínculo se acrecentó con el tiempo. “En un momento, Piedrahita -dijo Delrío- le ofreció componer una sociedad donde él, le pedía el favor de poder f i r ma r como sec reta r io, aunque desconocía cómo es que finalmente figuró en esa sociedad si en carácter de -secretario, vice o presidente-, habiéndole ofrecido a cambio una cierta cantidad de dinero que en esa oportunidad le venía bien, pero que nunca se llegó a concretar y nunca más supo lo que pasó con esa sociedad, aunque seguía la relación con él, es decir pastor-discípulo”.
Asimismo, Delrío fue designado como representante local de “Distry Panamá S.A.” y fue el encargado de realizar el trámite para inscribirla dentro del territorio nacional, en 2014.El ex futbolista negó estar al tanto de las operaciones de ambas firmas. De todos modos, quedó procesado, sin prisión preventiva, por lavado de activos.