La onda expansiva del caso Paluch potenció el valor de denunciar
Especialistas consultados por PeRfil hablan del efecto positivo de animarse a revelar situaciones de acoso. Un cambio social que, de a poco, genera un replanteo de actitudes machistas y de abuso de poder.
La oleada de denuncias por acoso sexual que se destapó en Hollywood con el caso del productor Harvey Weinstein, animó a muchas más mujeres a alzar su voz y grandes popes de diferentes ámbitos fueron desvinculados de sus empresas como consecuencia de sus actos. Pero el caso, no quedó sólo en la red carpet. El celebrado efecto dominó hizo pie en el ámbito local desatando un verdadero escándalo luego de que una microfonista de A24, Ariana Charrúa, denunciara haber sufrido acoso sexual por parte de Ari Paluch ante las autoridades de la empresa. El hecho habría ocurrido el martes 17 y la mujer presentó una carta con los detalles de la situación.
“Mi labor es quitarle los micrófonos y retornos a cada uno de los conductores. Me acerqué a retirar los equipos del señor Paluch, continuando con una de las panelistas. En ese instante, me tocó el trasero. Esta situación me resultó ingrata, sorpresiva, abusiva, ofensiva y desagradable”, narró Charrúa a la que luego se sumaron diez denunciantes más que en algún momento trabajaron con el conductor. Mientras, él aseguró no haberla acosado con un: “Quise hacerle un ‘give me five’ y toqué su cadera y su parte íntima”. Y su defensa fue: “Con mi mujer estamos enamorados desde el 88, cogemos seguido, y dormimos cucharita todas las noches, y nos acompañamos”. El escándalo animó a la conductora Verónica Lozano, que si bien nunca no vivió una situación similar, manifestara su apoyo a las denunciantes a través de Twitter: “¡Ah! Era #givemefive, ¡pero qué pelotuda soy! Pensé que me apoyabas el pene...mala mía”.
En diálogo con PERFIL Lozano reafirmó sus palabras. “Su explicación me pareció una doble subestimación ha- En su programa Paluch hizo sucesivos descargos. cia las mujeres. Me dio mucha bronca y por eso tuitié. Soy una mujer emponderada, me expreso como quiero y uso la ironía”, explicó. Para luego sumar: “No tengo ninguna duda sobre los testimonios de las chicas y me solidarizo. Acá hay miles de cuentos de acoso permanente; pasa en todos los ámbitos. Las minas vivimos siendo acosadas, si nos ponemos una mini, en el ascensor, en el taxi, en el banco... Era lo que antes decíamos ‘es un pajero’ y lo naturalizábamos. Un hombre nunca va a sentir lo que una mujer siente a las tres de la mañana en una calle oscura. Pero basta; se acabó la impunidad”. Y en esa última oración cae el acento.
Que una mujer se anime a denunciar “ayuda a que otras que padecen acoso también hablen y así no ser doblemente castigadas, porque ellas no son las responsables del acoso como les hacen creer”, explica a PERFIL Mabel Bianco, directora de la Fundación para el Estudio e Investigación