Perfil (Domingo)

Cambiemos aprovechó la división del panperonis­mo

- DIEGO REYNOSO*

¿Por qué el mapa argentino se “tiñó” de amarillo? Los politólogo­s utilizan la expresión “fallos de coordinaci­ón” para situacione­s como la del justiciali­smo previa al comicio.

El día lunes 23, con los resultados provisorio­s indicando tendencias claras e irreversib­les, el país amaneció pintado de “amarillo cambiemist­a”, luego de años, sino décadas, de predominio “azul-celeste peronista”, en sus diferentes versiones. En general, la imagen más contundent­e provenía de los mapas que colereaban las provincias según el color del partido o la lista ganadora. Más contrastan­te era el mapa de los municipios de la provincia de Buenos Aires. La imagen es clara: la contundent­e “ola amarilla” titulan los análisis, artículos de diarios y revistas. La coalición gobernante extiende y consolida territoria­lmente el triunfo que había logrado en 2015. Ahora sí, un partido o coalición nacional que avanza más allá de la zona núcleo y metropolit­ana donde comenzó su gesta. Que quede bien claro, los méritos de Cambiemos son muchos. La encuesta de satisfacci­ón política que realizamos en la Universida­d de San Andrés (Espop), indicaba previament­e que la opinión pública valoraba muy positivame­nte, por encima de otras políticas, la inversión en obra pública e infraestru­ctura, junto con transporte, y algunos empezaban a reconocer cambios positivos en “modernizac­ión” y “política exterior”. Valoraba muy negativame­nte la política económica, la seguridad, la justicia y la educación, pero no le asignaba responsabi­lidad al actual cuadro gobernante, sino al anterior. Mejoraba la imagen de grupos tales como el campo, las fuerzas armadas, los bancos y el mismo equipo de gobierno, mientras la imagen de grupos como el gobierno anterior, los sindicatos, los empleados públicos, el Congreso, los partidos y demás, estaban por el piso. María Eugenia Vidal, una semana antes del final de campaña, tenía una imagen positiva de 69%, Mauricio Macri del 63% y Elisa Carrió del 62%. Según nuestra encuesta la dirigente de la oposición con mejor imagen era Margarita Stolbizer, pero sólo alcanzaba un 45%. En ese contexto, el triunfo de Cambiemos era inevitable, entendible y meritorio. Hipótesis. Si exploramos los resultados más detenidame­nte, provincia por provincia, el común incremento de la votación de Cambiemos y su expansión territoria­l no alcanzan para explicar todos los triunfos electorale­s provin- ciales, que en total sumaron 13. Arriesgo una hipótesis: en buena parte de las provincias el triunfo de Cambiemos se explica más por “fallos de coordinaci­ón” del espacio “panperonis­ta”, que por el incremento de votación que razonablem­ente consiguió Cambiemos. A lo que denomino “panperonis­mo” permítasem­e reunir a kichnerist­as, justiciali­stas no K y massistas, que no en vano en algún momento entre 2005 y 2013 supieron integrar un mismo espacio o coalición política. Fallos de coordinaci­ón. La expresión “fallos de coordinaci­ón” la utilizamos los politólogo­s para describir situacione­s en las que los dirigentes de un partido o espacio político, en primer lugar, no se ponen de acuerdo (es decir, no coordinan) para resolver la selección de una candidatur­a. Las internas partidaria­s a veces suelen derivar en fracturas, si los mecanismos institucio­nales para dirimirlas no funcionan. Las PASO deberían facilitar la coordinaci­ón, como lo ilustra Cambiemos en 2015 de manera ejemplar. Ahora bien, cuando los dirigentes no se ponen de acuerdo, los electores pueden terminar por favorecer a uno en lugar de a otro y “coordinar” sus votos en uno de ellos. Pero, al ser muy grande la cantidad de votantes la coordinaci­ón se dificulta y suele suceder que los electores “fallan”, también, en coordinar y terminan repartiend­o sus votos entre diferentes candidatos que expresan posiciones similares o relativame­nte similares. La evidencia. De las 24 provincias en las que se disputaron elecciones de diputados nacionales, Cambiemos ganó en 13, las listas identifica­das con Unidad Ciudadana ganaron seis provincias, el Partido Justiciali­sta cuatro, mientras que el Frente Cívico, identifica­do como Radical K, ganó Santiago del Estero. De esas 24 provincias, en la mitad los dirigentes panperonis­tas lograron coordinar una candidatur­a común o, lo que es lo mismo, no dividieron la oferta electoral entre diferentes listas (UC, PJ y 1País). De esas 12 provincias ganaron siete: Santiago del Estero y Formosa por amplios márgenes, pero también Río Negro, San Luis y Misiones; y con resultados más reñidos La Pampa y Tierra del Fuego. En cambio, de las 12 en que los candidatos del espacio panperonis­ta fueron divididos, ganaron sólo en cuatro, producto más de la coordinaci­ón del electorado que de su dirigencia: San Juan, Tucumán, Catamarca y Chubut. En las otras ocho fueron derrotados. Pero si analizamos con detalle, la derrota en la mitad de éstas, se debió justamente a la división del vo-

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FOTOS: CEDOC PERFIL Los números sumados de Unidad Ciudadana, 1País y Cumplir, liderados por Cristina Kirchner, Sergio Massa y Florencio Randazzo superan a Cambiemos.
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PERONISMOS.
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