Detrás de los globos
La larga marcha de Cambiemos Gabriel Vommaro SXXI editores Análisis
El arribo al gobierno nacional de Mauricio Macri expresa una “oportunidad histórica” para una centroderecha modernizante nacida de las cenizas de la crisis del sistema político argentino, en 2002. A pesar de tener cuadros de actividad partidaria de larga data, se presenta en tensión con la lógica política más tradicional.
Por eso es que la designación de los CEOs ha hecho tanto ruido aun cuando no son los que prevalecen en número. En las semanas febriles de armado del gabinete, así como de las segundas líneas de gobierno, la nominación de cuadros provenientes del mundo empresario fue presentada como el logro de un “pase” en un mercado hipercompetitivo. Tal como en la identidad partidaria de PRO se invisibiliza a los cuadros políticos de larga data en pos de su construcción como un partido nuevo de quienes se meten en política (Vommaro y Armesto, 2015), el nuevo gobierno elige ahora poner de relieve la dimensión del hacer eficiente que se expresa a través de sus managers.
En otro lugar (Vommaro y Morresi, 2014) hemos identificado cinco facciones al interior de PRO: la de los dirigentes provenientes de la derecha tradicional, la peronista, la radical, la de los cuadros empresarios y la de los profesionales del universo de los think-tanks y las ONG. Estos grupos se organizan, en los tres primeros casos, por afinidades ideológicas y tradiciones partidarias comunes; en los dos últimos, por compartir ese ethos, relacionado con visiones comunes del mundo, de la actividad política y su propia posición al interior de esa actividad. Así, mientras las tres primeras tienden a actuar como facciones en el sentido clásico, es decir que construyen formas de coordinación para disputar el poder y lograr mejores posiciones al interior del partido, en el caso de las dos últimas los altos grados de cohesión sociocul-