Cuando la historieta es el arma perfecta contra el mundo
Antes de su arribo a Buenos Aires para participar en una nueva edición del festival de cómics Viñetas Sueltas –este año participarán Seth y David Prudhomme, entre otros–, dialogamos con R. Sikoryak, cuyo último libro se burla de Donald Trump usando tapas de historietas clásicas.
r. Sikoryak se define justo enfrente de Strand, la librería adorada de cualquier visitante de New York: “Simplemente creo en el poder de los cómics”. Lo hipnótico, lo amablemente devoto de Sikoryak es la forma en que ha sabido cuidar a los cómics. Su juego consiste en algo posible de imaginar: cualquiera de nosotros posee un vínculo con una historieta ( Mafalda, o Tintín, o Astérix, o Batman, o Clemente: una se instala en nosotros, no hay forma de eludirlo), ahora hay que imaginar que alguien toma todo lo que hace a esa historieta (su tipografía, la forma del dibujo, el trazo, la disposición de la página, los personajes reconocibles) y la mezcla con una obra inmortal de la literatura, una frase de Donald Trump o el contrato de “términos y condiciones” de Apple. Y en ese arte del híbrido inteligente pero no pomposo, enamorado de las viñetas pero más de sus posibilidades como sonriente caja negra del mundo y sus límites, es donde Sikoryak opera quirúrgicamente.
Cuando Sikoryak, dueño de una muestra, un show e invitado del próximo Festival Internacional de Historietas Viñetas Sueltas, habla de cómics, habla de esa historia de las viñetas que implica haber leído y crecido en Estados Unidos: “Cuando era niño estaba rodeado de historietas, y convivía con la idea, siempre, de que la historieta era un consumo descartable, perecedero. Yo aun así me fascinaba por cada partícula de ellas: las tapas, su arte, la forma en que hablaban (es decir, en que querían venderse), sus complejidades (las voluntarias y las involuntarias). Todo allí me generaba satisfacción y me ubicaba en el mundo”. Entonces, cuando uno cree que el discurso de Sikoryak sobre las historietas se va a plegar sobre sí mismo, se da cuenta de que en realidad se habla con un autor experimental y que ha sabido ser el más amable de los amantes de la historieta como un todo (y definitivamente como objeto). Las pruebas son irrefutables: Masterpiece Comics es una serie de historietas, que hoy día continúa, donde Sikoryak funde “por un lado, una obra de esas que todos alaban pero no todos leen, y por otro, la forma y la narrativa de un cómic”. El resultado es el uso más travieso y hereje de la historieta y la literatura (por suerte, el pecado es para con ambos lenguajes): Superman Arriba a la derecha, autorretrato del artista; algunas de sus emblemáticas tapas, como la que se mofa del presidente de EE.UU. La de es de
la etiqueta con la que Sikoryak aúna estas piezas que mezclan literatura y cómics. quotable Trump,
“De niño convivía con la idea de que la historieta era consumo descartable.”