“se ven recetas viejas para problemas que son viejos y nadie pudo resolver”
—¿Cómo definiría los proyectos de reforma laboral, impositiva y previsional presentados por el Gobierno?
—No hay que entender esto medida por medida, creo que los proyectos representan un programa económico. La reforma tributaria previsional y laboral que se plantea desde la mirada del Gobierno está acompañada de una visión de un Estado que consideran excesivo y también hace un fuerte hincapié en la reducción de costos de las empresas con dos ejes centrales, la flexibilización laboral y la reducción de impuestos a las empresas.
—¿Considera que la reforma laboral creará más empleo?
—Pienso que la flexibilización laboral ya demostró que no dio resultados. Un informe de la OIT de 2015 en base a un análisis sobre 111 países en 2008, con motivo de la crisis financiera mundial por las hipotecas subprime, muestra que aquellas naciones que implementaron reformas de flexibilización, a fines de 2014 mostraron un aumento del desempleo de 3%, mientras que los países que aplicaron medidas para fortalecer el mercado, mantuvieron su nivel de empleo, es decir, resistieron el embate. En este último grupo se encontraba Argentina. Acá la respuesta fue aumentar, es más, se duplicaron los Repo. —¿Es correcto avanzar por sectores?
—Cuando vi que el plan oficial es avanzar con un acuerdo de reforma laboral sector por sector, me pareció bien para no caer en lo que se conoce como paradoja de valor. Es bueno que se identifiquen las particularidades y es cierto que Vaca Muerta no puede trabajar igual que otras áreas petroleras de Neuquén.
—¿Cuánto piensa que hizo el kirchnerismo para resolver estos problemas? —Las acciones que lleva- mos a cabo funcionaron bien para sectores como empleadas domésticas, pero todavía hay que avanzar con sectores que tienen una fuerte informalidad como construcción y comercio.
—¿La reducción de contribuciones patronales bajará el desempleo?
—La reducción de contribuciones patronales y aportes para salarios de hasta $ 12 mil sólo no baja la informalidad, sino que puede generar que un salario que era de $ 14 mil termine pagando $ 12 mil en blanco y el resto en negro para tener el beneficio. Turquía crecía al 7% pero no generaba empleo, y con un nivel de informalidad del 50% aplicó medidas similares a las que se proponen ahora en nuestro país, pero el Banco Mundial dice que tuvieron un impacto negativo en la recaudación y no se generó empleo.
—¿Los incentivos a la reinversión marcarán una diferencia? —Una de las ideas que acompañan este proyecto es que es recesivo en el corto plazo, pero que en el largo plazo va a traer crecimiento y que si se bajan los impuestos mejora la rentabilidad. La verdad es que devolver parte del IVA cuando hay reinversión está bárbaro, pero la cuenta que hace la empresa es con respecto a la capacidad de producción y venta y ahí me parece que el límite lo pone la demanda.
—La propuesta oficial apuesta a bajar impuestos. ¿Esta es la forma correcta?
—La economía en negro es un problema estructural muy viejo en la Argentina, y hay una presión impositiva muy alta. En muchos países desde hace 15 años se empezaron a bajar los impuestos a las empresas, es cierto, pero si tratamos de mantener la plata en las empresas pero le mantenemos la alícuota marginal a las personas, van a seguir los casos como los Panamá Papers o cualquier paraíso fiscal. —¿La propuesta oficial le parece insuficiente?
—Creo que hay recetas viejas para problemas que son viejos, y que nadie supo resolver. A algunos gobiernos les fue mejor con algunos temas o por un tiempo. No creo que sea fácil de resolver pero sí creo que es muy pro-empresa y no veo nada en favor de los empleados. —¿Cómo ve que se modifique la Ley de Movilidad Jubilatoria?
—La propuesta previsional creo que es algo negativo desde lo distributivo. Ningún país de la OCDE tiene un sistema de actualización similar al de la Argentina por la ecuación en la que se basa, pero también es cierto que ningún país de ese grupo tiene jubilaciones tan bajas en términos de capacidad de compra.