Fin del mito: las mujeres tienen menos acceso a la tarjeta de crédito
Pese al estereotipo, los hombres acceden más fácil al financiamiento. Analizan herramientas inclusivas.
Las brechas que en la participación del mercado laboral dejan un 25% atrás a las mujeres se agrandaron en el último año, según el informe más reciente del Foro Económico Mundial. En parte, el acceso al crédito es uno de los temas que también explican esta desigualdad.
En la Argentina, el 50% de las mujere s t iene una cuenta bancaria mientras que el número asciende a 59% en el caso de los hombres. “Ahí hay una brecha, que también se registra en el acceso al crédito”, explica Jimena Zuniga, directora de contenidos del G20, del Ministerio de Hacienda, y ex asesora de vicepresidencia del Banco Central. El 30% de las mujeres accede al crédito y el 35% en los hombres. Los cinco puntos de diferencia también se replican en el uso del débito: es del 25% para las mujeres y del 30% en los hombres. “Son datos del sector urbano, la situación empeora al interior del país. También son menores en el caso de mujeres de menores ingresos, menor educación, con hijos y también en pareja.
Zuniga presentó los datos en el panel “Microfinanzas para empoderar a las mujeres”, del Foromic que se realizó esta semana en Buenos Aires, en el que también participaron Helena Estrada, responsable del Centro de Desarrollo Económico de la Mujer (Cedem) de la Secretaría Pyme, y Denise Ferreyra, vicepresidenta de Radim y gerenta general de Pro Mujer, una organización que acerca microcréditos a las mujeres del noroeste del país.
Ferreyra explicó que las mujeres se acercan a Pro Mujer muchas veces en emergencia económica y destacó que en el norte del país la situación es más difícil porque en ellas recae mucho más fuertemente el rol de cuidado. “Con los programas de microcréditos mejora su situación de ingresos pero en muchos casos no las ayuda a salir de la pobreza”, explicó en el seminario que se realizó en un hotel de Retiro.
Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo a cargo de Cristina Pailhé en América Latina, las brechas entre hombres y mujeres seguían existiendo en la mayoría de los países en los rubros de posesión de cuentas de depósito, ahorro, préstamos totales y préstamos comerciales. La brecha en el número de cuentas en toda la región es del 5,5%, tiende a ser mayor en Centroamérica y la región andina, y se invierte
el bCra estudia el uso de la sube como herramienta para calificar al sector informal
–a favor de las mujeres– en Argentina, Belice, México y República Dominicana.
Según Helena Estada, si se lograse mejorar la participación de la mujer en el mercado local, podría impactar en un 11% del PBI, una cifra contundente. “Medir el impacto en la economía ayuda a entender por qué es necesario invertir en mujeres”, agrega la funcionaria y referente del G25, un grupo del núcleo duro del PRO. “Las mujeres incluso invierten más en mejorar la alimentación de la familia y en las refacciones del hogar cuando aumentan sus ingresos”, agregó Estrada. Alternativas. Para esto, el Estado apuesta a la digitalización como forma de respuesta a los problemas de la informalidad. Para Estrada, el sistema Pim que presentó el Banco Nación puede ser una herra- mienta importante. Incluso en el Banco Central analizan alternativas “creativas” para calificar el riesgo crediticio y mejorar el acceso en los sectores más vulnerables. “Con la autorización del usuario, incluso se podría ver el registro de la tarjeta SUBE para ver si la persona cumple con una jornada laboral e incorporar esa variable en la calificación para el sector informal”, señaló Zuniga.