Desear al cuñado
El título de la película de Diego Kaplan, Desearás al hombre de
tu hermana, sintetiza el contenido del argumento: una mujer al ser invitada a la boda de su hermana, luego de siete años en los que no se han visto, se siente atraída por el hombre con quien su hermana va a casarse.
Acaso por ser un tema escabroso, el deseo orientado hacia el cuñado fue abordado pocas veces en el cine. El clásico ejemplo es Un tranvía llamado de
seo, la película de Elia Kazan basada en la obra de Tennessee Williams protagonizada por Marlon Brando y Vivien Leigh, que habían estrenado la obra en New York y en Londres respectivamente. La historia del atormentado personaje de Blanche, que se va a vivir a New Orleans con su hermana Stella y su cuñado Stanley, fue suavizado para la pantalla por considerárselo demasiado perturbador para una audiencia masiva.
En Furia de pasiones, de George Cukor, un viudo (Anthony Quinn) se casa por poder con la hermana de su fallecida esposa (Anna Magnani), quien se traslada desde Italia para vivir con él en una finca en el campo en Nevada. El matrimonio no resulta y la relación se complica cuando ella se enamora de su hijastro.
Woody Allen observa las furtivas relaciones entre cuñados en Hannah y sus hermanas y enfoca esos enredos con toques
de humor. En Que el cielo la
juzgue, de John M. Stahl, la atracción de una joven (Jeanne Crain) por Cornel Wilde, el hombre casado con su hermana (Gene Tierney), se origina a través de los celos enfermizos de ésta y le brinda a él cierto alivio.
El cine argentino rozó el tema en Siete mujeres, cuando el personaje de la adolescente Silvia Legrand se sacrifica renunciando a su novio que finalmente se casa con su hermana, En Espe
rando la carroza, la atracción entre el personaje de Betiana Blum y su cuñado (Juan Manuel Tenuta) se limita a un coqueteo.
En la vida real recuerdo el caso del actor George Sanders. Entre 1949 y 1954 estuvo casado con Zsa Zsa Gabor y en 1970 se casó con su hermana (Magda Gabor) y ese matrimonio duró sólo 32 días y no lo hizo feliz. El 23 de abril de 1972 Sanders se alojó en un hotel de Castelldefels, cerca de Barcelona, y fue encontrado muerto dos días después en su cuarto. Ingirió el contenido de cinco frascos de barbitúricos y dejó una nota que decía: “Querido mundo: He vivido demasiado tiempo. Prolongarlo sería un aburrimiento”.