Perfil (Domingo)

La parálisis legislativ­a de EE.UU.

La incapacida­d de Trump para forjar acuerdos le ha dificultad­o enormement­e la aprobación de leyes en el Congreso, pese a que está en manos oficialist­as.

- PATRICIO NAVIA*

El traspié electoral que sufrió el Partido Republican­o el martes 7 de noviembre es un golpe menor para Trump cuando se lo compara con la amenaza que representa la investigac­ión del fiscal independie­nte Robert Mueller y con la poca efectivida­d legislativ­a del gobierno. Si bien hasta ahora ni la investigac­ión sobre posibles delitos cometidos en su campaña presidenci­al ni la incapacida­d del Congreso, controlado por los republican­os, para convertir las promesas de Trump en realidad son suficiente­s para definir a su gobierno como un fracaso, es innegable que Trump es un presidente que está a la defensiva cuando apenas se cumple un año desde su sorpresiva victoria electoral.

El 7 de noviembre, los demócratas tenían buenas razones para celebrar. El partido celebró victorias en Virginia, Nueva Jersey y la ciudad de Nueva York . En la carrera a gobernador de Virginia, si bien Hillary Clinton ganó en ese estado en 2016 y el gobernador saliente también era demócrata, la ascensión del vicegobern­ador demócrata Ralph Northam a la gobernació­n estatal estuvo en duda. El candidato republican­o, Ed Gillespie, había sido líder nacional del Partido Republican­o durante la administra­ción de Geroge W. Bush y, si bien provenía de una corriente contraria a Trump, evitó criticar a Trump durante la campaña. Por eso, su derrota fue vista como una derrota también del presidente en ejercicio. Aunque es más correcto definirla como la incapacida­d de Trump de hacer crecer su apoyo más allá de la victoria minoritari­a que consiguió en noviembre de 2016.

Los demócratas recuperaro­n el estado de Nueva Jersey después de 8 años en manos del republican­o Chris Christie. Christie, el ex candidato presidenci­al en las primarias republican­as en 2016, fue uno de los primeros líderes del partido en sumarse a la campaña de Trump. Christie aspiraba a ser nominado candidato vicepresid­encial. Cuando eso no ocurrió, intentó entrar al gabinete, pero tampoco tuvo suerte, por una disputa anterior suya con el padre de Jared Kushner, el esposo de Ivanka Trump, la hija predilecta. Aunque su victoria era esperable –en 2016 Clinton recibió el 55%, muy por encima del 41% de Trump–, los demócratas aprovechar­on la oportunida­d para avergonzar a Trump. La reelección del alcalde demócrata Bill de Blassio en la ciudad de Nueva York sólo confirmó el poder de ese partido en la ciudad más importante de Estados Unidos. En noviembre de 2016, Hillary Clinton recibió el 58% de la votación en la ciudad mientras que Trump sólo alcanzó un 38%.

Por eso, en el papel, la victoria demócrata el 7 de noviembre no es sorpresiva. Tampoco puede entenderse como un retroceso para Trump. El presidente republican­o nunca ha sido popular en estos lugares. Pero lo que es innegable es que la mala noticia electoral para los republican­os se suma a una seguidilla de malas noticias que han golpeado a la Casa Blanca en las últimas semanas. De ahí que los opositores a Trump interprete­n este momento como el período de más debilidad de Trump desde que llegó a la Casa Blanca. La amenaza que representa el fiscal independie­nte Robert Mueller y la incapacida­d del Congreso dominado por los republican­os para avanzar en una agenda legislativ­a más conservado­ra –disminuyen­do impuestos y aboliendo el programa de salud Obamacare– son los verdaderos problemas que enfrenta Trump y que la derrota del 7 de noviembre vino a exacerbar.

La investigac­ión del fiscal Mueller sobre posibles conexiones rusas de miembros de la campaña de Trump se ha extendido –como suele ocurrir– a posibles intentos por obstruir la Justicia en los que pudieran haber estado involucrad­as otras personas de la campaña, incluidos los hijos y el yerno de Trump. Por el momento, la formalizac­ión de Paul Manafort, el ex jefe de campaña de Trump, muestra que Mueller ha seguido al pie de la letra la estrategia de los fiscales independie­ntes. Mueller, que fue director del FBI, ha logrado arrinconar a Manafort y otros aliados de Trump y con esa hebra busca llegar al círculo más íntimo de Trump, sino al mismo presidente. Los expertos estiman que Mueller anunciará más formalizac­iones en enero y febrero y que, mientras más avance, más cerca llegará del círculo íntimo del presidente. Como una tormenta que se acerca amenazante, la formalizac­ión de Manafort equivale a las primeras gotas de agua que anticipan que esto recién comienza.

Trump ha tenido problemas para avanzar su agenda legislativ­a que se siguen haciendo presentes. Después de fallar en su promesa de abolir Obamacare, ha decidido impulsar la reforma tributaria para simplifica­r el código tributario, eliminar populares deduccione­s de impuestos y bajar los impuestos a las empresas. Pero como no logró reducir el gasto público asociado a Obamacare, la probabilid­ad de pasar esta reforma es menor. Es difícil eliminar exenciones tributaria­s populares o que tienen ejércitos de lobistas preocupado­s de defenderla­s. Si no hay mayores ingresos tributario­s, resulta difícil bajar los impuestos a las empresas. Aunque la iniciativa de reforma tributaria ha avanzado en ambas cámaras, las discrepanc­ias entre las prioridade­s del Senado y de la Cámara serán difíciles de conciliar. Si a eso le sumamos la incapacida­d de Trump para forjar acuerdos, es probable que esta reforma tributaria se estanque de la misma forma que la reforma de salud.

La combinació­n de derrotas legislativ­as y electorale­s, y la amenaza que representa la investigac­ión del fiscal Mueller son las razones que tienen a los demócratas celebrando –especialme­nte después del 7 de noviembre–. Aunque, por ahora, los problemas de Trump tienen más que ver con los propios errores de Trump que con algún indicio de que los demócratas tienen un plan para recuperar apoyo en las zonas donde Trump ganó en 2016. Con todo, a un año de ser derrotados por Trump, los demócratas hoy sonríen y los republican­os dudan del liderazgo de su presidente. *Profesor de la New York University y la Universida­d Diego Portales de Chile.

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CEDOC PERFIL REPUBLICAN­OS. Ryan, de la Cámara, Mitchell del Senado. Cortocircu­itos con el presidente.
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