Perfil (Domingo)

Cómo funciona el grupo de autoayuda para los adictos al sexo en la argentina

Trabajan con un sistema de doce pasos y hacen reuniones hasta por Skype, de las que participan hombres y mujeres. en el país, no hay clínicas como en la que se internaron weinstein y Spacey.

- JOSEFINA HAGELSTROM

llegan La noticia de los abusos cometidos por el actor Kevin Spacey, quien luego se declaró adicto al sexo y se internó en una clínica de rehabilita­ción (la misma que el productor Harvey Weinstein), reabrió el debate sobre la adicción al sexo, tema más recurrente en Estados Unidos, donde existen varios casos de famosos que admitieron padecerla –Tiger Woods, Charlie Sheen, Michael Douglas–; pero que también existe en el país.

Y si bien en Argentina no hay clínicas, existen grupos autogestio­nados que siguen la misma modalidad de Alcohólico­s Anónimos, donde los adictos al sexo asisten a reuniones en el marco de un programa de 12 pasos.

“A diferencia de Alcohólico­s Anónimos (AA) o Narcóticos Anónimos (NA), la adicción sexual tiene una connotació­n negativa, porque se la vincula directamen­te a casos de abuso. Pero muchos no saben que hay adictos sexuales que no tienen sexo. Es como con la comida, donde hay quienes se dan atracones y quienes no comen”, ex plica n desde Sexo Adictos Anónimos (SA A), una comunidad que en el país existe hace más de veinte años, donde quienes sienten que el sexo controla de forma negativa su vida se encuentran de forma anónima y trabajan en grupos de 8 o 10 personas, hombres y mujeres, de todas las edades y profesio- nes. También hay reuniones por Skype para quienes no pueden asistir.

“Un gran número de adictos sexuales dice que el uso malsano del sexo ha sido un proceso progresivo. Puede que haya empezado con la adicción a la masturbaci­ón, la utilizació­n de pornografí­a, o con una relación pero con los años fue progresand­o hacia conductas cada vez más peligrosas”, explica la comunidad en su web, donde se describen los 12 pasos –que van desde admitir el problema hasta encontrar las herramient­as para controlarl­o–, y las 12 tradicione­s base del programa. Lo que se busca, en definitiva, es trabajar la compulsión sexual, para poder conectarse con el sexo desde un lado sano. Y usan la misma dinámica que AA o NA, con reuniones de dos horas (diarias, semanales, mensuales), y un sistema de acompañami­ento de los coordinado­res de las reuniones –ex adictos–, como de padrinos.

“La gente llega por la web o el boca en boca. O de las reuniones de AA o NA. A muchos les pasaba que tomaban alcohol y eso provocaba conductas sexuales compulsiva­s, consumo de pornografí­a o prostituci­ón. La personalid­ad adictiva es una enfermedad emocional donde a la persona se le va la vida”, dice Juan, que asiste a las reuniones hace diez años, donde llegó luego de muchas infidelida­des en

“Hay adictos sexuales que no tienen sexo. es lo mismo que con la comida.”

sus matrimonio­s, y situacione­s violentas. “Cuando el sexo hace daño a unos o a otros, es el principio de definición de adicción. Siempre y cuando estén dentro de la ley, en los encuentros no hay juicio de las conductas”, agrega.

Patología, sí o no. Pese a que no está catalogada como una enfermedad por la asociación de psiquiatrí­a, como sí la adicción al juego; en 2014 la BBC publicó la noticia de un estudio en Gran Bretaña que investigó la actividad cerebral de 19 “adictos” al sexo que estableció similitude­s con quienes sufren adicción a las drogas.

Aunque hay miradas encontrada­s sobre el tema. “Adicción es la pérdida de libertad ante una sustancia, un juego. Si el sexo se ve como un elemento para calmar ansiedad o vincularse sin que exista otra manera obviamente sos un adicto. Pero creo que esta patología también se convierte en un refugio de gente que utiliza el acoso sexual, o busca vínculos sexuales con subalterno­s, por ejemplo, y que se descubre se terminan internando”, dice el psiquiatra Harry Cercera Campos, miembro de APA; en relación sobre todo a los casos que se conocen de Hollywood.

Para el médico psiquiatra Juan Eduardo Tesone, también de APA, “la adicción al sexo existe y se puede considerar una patología, un trastor no compulsivo que conduce a la persona a una búsqueda incesante de intercambi­o sexual, en cualquiera de sus modalidade­s, incluida el cibersexo”, dice. Como toda adicción, invade su pensamient­o y vida psíquica, y “tiene fuertes componente­s auto y heterodest­ructivos, no mide las consecuenc­ias de su comportami­ento, ni para sí ni para el otro”. Pero aclara: “Que sea una patología no le quita responsabi­lidad subjetiva y jurídica frente a sí mismo y hacia los otros”.

En ese contexto, el sexólogo Adrián Sapetti sumó a su web un test con 25 preguntas para determinar si alguien padece o no una adicción al sexo; desde si pone en riesgo su salud o su familia; si la adicción tiene que ver con internet y el consumo pornográfi­co; o incluso lo más extremo, si llega a cometerse un delito. Y considera que “los grupos sirven y son importante­s, sobre todo porque están coordinado­s por gente que vivió ese tránsito, y conocen cómo es vivirlo de adentro”.

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GZA. CAPELLO GET
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ANONIMOS. Los encuentros duran dos horas y hay “padrinos”.
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CEDOC PERFIL COMPLEJO. La lujosa clínica The Meadows queda en Arizona y también rehabilitó a Tiger Woods.
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JUNTOS. Kevin Spacey se internó esta semana en el mismo lugar que Weinstein.

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