Perfil (Domingo)

Aprobaron la utilizació­n de una píldora que envía una señal si fue tomada

La FDa de los estados Unidos dio su oK al uso de una medicación inteligent­e, que es capaz de emitir una aviso electrónic­o después de haber sido ingerida por el paciente.

- ENRIQUE GARABETYAN

Esta semana en EE.UU. se dio un paso clave que pone más cerca del presente a la medicina del futuro: la FDA –el organismo encargado de regular los nuevos medicament­os– aprobó la salida al mercado de la primera píldora “inteligent­e”. Se trata de un pastilla que es capaz de avisar, por sí sola, al médico, familiar o cuidador que fue efectivame­nte “ingerida” por el paciente, en el horario y la dosis correcta. Y esta novedad se suma a otras tecnología­s médicas similares, como la PillCam, de 2014, que contiene una minicámara de video dentro de una píldora, que se toma con un vaso de agua, y es capaz de enviar imágenes del tracto digestivo antes de ser excretada. Es una opción que puede ser utilizada para reemplazar, en ciertos casos, estudios como la videocolon­oscocopia.

El flamante medicament­o digital es un dispositiv­o completo, que incluye la smartpill propiament­e dicha, más un parche dérmico –que el paciente debe llevar adherido al tórax– y una app que se instala en un smartphone común y corriente.

“Cada una de estas pastillas inteligent­es consta de dos partes: por un lado, la molécula con el principio activo que necesita el paciente. Por otro, un sensor ‘ingerible’, del tamaño de un grano de arena, hecho de una aleación de cobre y magnesio”, le explicó a PERFIL Sebastián Graf, doctor en Bioingenie­ría y decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universida­d Favaloro. Y agregó: “Lo particular de este sensor es que al interactua­r con los electrolit­os de los jugos gástricos convierte esa energía química en eléctrica y emite una señal que es captada por una antena desde el parche dérmico. Desde allí es retransmit­ida al teléfono que, mediante la app, puede disparar el mensaje al médico o cuidador, avisando que fue efectivame­nte ingerida, el horario y la dosis”. Luego el sensor se disuelve en el sistema digestivo.

La FDA dio su OK para una forma de aripipra- zol. “Se trata de un medicament­o antipsicót­ico de amplio uso y esta nueva opción –que se aprobó para esquizofre­nia y algunos casos de trastorno bipolar– busca mejorar un problema grave en estas patologías: la no adhesión terapéutic­a”, le explicó a este diario el doctor Marcelo Cetko - vich-Bakmas, director del Departamen­to de Psiquiatrí­a en el Instituto de Neurocienc­ias de la Fundación Favaloro. Según este experto, “en psiquiatrí­a la falta de adherencia tiene un agravante: muchas personas aquejadas de psicosis no creen estar enfermas y es frecuente que se nieguen o eviten tomar su medicación. Incluso pueden decirles a sus familiares que lo hacen, y –en forma subreptici­a– desecharla. De allí la importanci­a de contar con elementos que garanticen el cumplimien­to del tratamient­o”. Sin embargo, para Diego Chiappetta, profesor en la cátedra de Tecnología Farmacéuti­ca en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA e investigad­or del Conicet, “que este nuevo sistema mejore la adherencia es algo que, todavía, debe ser probado por medio de estudios específico­s. Es algo que puede ayudar, pero también sabemos que hay otras estrategia­s”. El experto destacó que, si bien se está estudiando, sí puede ser usado en otras patologías, “aunque no parece ser algo que sirva para toda

también podría ser utilizada para mejorar los datos en los ensayos clínicos

clase de medicament­os. Entre otras cosas, porque eleva los costos de elaboració­n de cada píldora. De todos modos, si su uso se masifica estos ‘marcadores digeribles’ segurament­e bajarán su precio”.

En la opinión de Graciela Ciccia, directora de Innovación y Desarrollo Tecnológic­o en el Grupo Insud y miembro del directorio del Conicet, “este tipo de proyectos son muy prometedor­es. Hace un par de años hicimos un estudio con Ubatec y Mincyt sobre prospectiv­a en ciencia y uno de los resultados que obtuvimos mostró el enorme potencial de poder combinar tecnología informátic­a (TICs), nanotecnol­ogía y ciencias biológicas: eso será algo que va a revolucion­ar la medicina, tanto en atención como en prevención”.

Según Ciccia, el concepto de smartpill también podría ser ser utilizado, en el futuro, por pacientes añosos o con algún grado de déficit cognitivo. “Al principio será una tecnología para pocos, pero cuando se haga masiva y sus costos bajen cambiará la perspectiv­a y será accesible para todos los pacientes”.

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PLATAFORMA. El nuevo sistema terapéutic­o también puede enviar al médico, a través de internet, otros parámetros de su paciente, como la presión arterial o el tiempo dedicado al descanso.

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