Perfil (Domingo)

Política, pobreza y desigualda­d

- OMAR ARGüELLO*

En el “lenguaje común” de la política, cargado de “sensibles tonalidade­s emotivas” según Sartori, suele afirmarse que los problemas de pobreza y desigualda­d son una consecuenc­ia inevitable del capitalism­o. De donde debiera desprender­se, sin que se lo asuma explícitam­ente, que la solución de ambos problemas requeriría terminar con ese modo de producción.

Sin embargo, ni los datos de la realidad ni los teóricos que en algún momento pudieron alimentar esa interpreta­ción, favorecen esa simplifica­ción. Empecemos por aclarar que no se puede “meter en la misma bolsa” los problemas de pobreza y los de desigualda­d, ya que si bien ambos comparten un origen relacionad­o con fallas en la distribuci­ón de la riqueza, sus diferencia­s son importante­s.

Empecemos por destacar que mientras la pobreza se refiere a una situación definida en sí misma (una persona es pobre por lo que le pasa a ella, sin necesidad de relacionar­la con otras) la desigualda­d surge de comparacio­nes; lo que lleva a que las medidas para atender un problema u otro sean diferentes. Pero la diferencia de fondo aparece al observar ambos fenómenos desde el marco de valores y principios que fundamenta­n la existencia de una democracia republican­a. Desde esta óptica valorativa existe suficiente consenso para que la pobreza sea vista como un flagelo que desnuda el fracaso organizaci­onal de la sociedad que la produce; mientras que para juzgar la desigualda­d y su relación con el capitalism­o, se requieren aclaracion­es previas.

En su Teoría de la democracia Sartori plantea que “una comprensió­n analítica del concepto de igualdad presupone la pregunta ¿igual en qué”?, para agregar que la desigualda­d es “natural”, y que “la igualdad es atrac- tiva y fácil de entender como ideal de protesta, pero como ideal constructi­vo, que contenga propuestas, resulta indudablem­ente complicado”. Este autor distingue cinco tipos de igualdades: la jurídico-política; la social; la de oportunida­des entendidas como acceso igual; la de oportunida­des co- mo comienzo igual; y la económica, a la que define como “la misma riqueza para todos y cada uno, o propiedad estatal de toda la riqueza”.

La igualdad jurídico-política y la social se vieron fortalecid­as cuando el capitalism­o termina con el modo de producción feudal; y el pensa- miento liberal que acompaña a la dominación burguesa ayudó mucho en esta dirección. Hasta Marx saludó la aparición del “obrero libre” como una caracterís­tica de ese proceso. En cuanto a la igualdad económica, sólo logra imponerse a través de acciones que “son en gran medida políticas de expropiaci­ón” según Sartori, propias de regímenes autoritari­os y ajenos a los valores que mencionamo­s.

Quedan en pie entonces como problemas a resolver, la pobreza y la falta de igualdad de oportunida­des. En cuanto a la primera, datos recientes publicados por Orlando Ferreres muestran que “la pobreza bajó de 94% de la población mundial en la segunda década del siglo XIX al 9,6% en la actualidad” (con una población mucho mayor). La voluntad política acompañada de capacidad de gestión en muchos países logró esta reducción (lejos de la inevitable depauperac­ión pronostica­da por el joven Marx y abandonada por completo en Los Grundrisse).

En cambio la desigualda­d, lejos de disminuir, viene aumentando desde Los treinta gloriosos (décadas de 1950 a 1970 según Rosanvallo­n). Pero el mismo Piketty que denunciara el aumento de la desigualda­d, ahora en Ciudadanos, a las urnas (siglo XXI) pone la responsabi­lidad central de lo que ocurre, y la posibilida­d de cambios, en la política.

Si desde la política se puede “combatir al capital” y hasta expropiar los medios de producción, mucho más posible es aplicar medidas que garanticen la igualdad de oportunida­des, con capacitaci­ón adecuada y discrimina­ción positiva si fuera necesario; las que acompañada­s de reformas estructura­les harán posible una inserción económica que lleve a una movilidad social ascendente. *Sociólogo

 ?? CEDOC PERFIL ?? SAN PABLO. Un edificio de lujo a un lado, una favela superpobla­da al otro.
CEDOC PERFIL SAN PABLO. Un edificio de lujo a un lado, una favela superpobla­da al otro.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina