Bachelet pide que su sucesor no destruya sus reformas políticas
A la presidenta Michelle Bachelet no le será fácil ni grato entregar por segunda vez la banda presidencial a Sebastián Piñera. Esa foto, sin embargo, es la más probable tras las elecciones de hoy, a las que el postulante de derecha llega como favorito. Pero más allá de una imagen, lo que está en juego para la mandataria es su legado político: las reformas educativa, impositiva y laboral.
Quizás por eso, Bachelet afirmó el viernes que su sucesor “no tendrá excusas” para no mantener las reformas impulsadas por su gobierno. La jefa de Estado destacó que los logros de su administración, que el mundo “mira con admiración”, fueron alcanzados en tiempos de “vacas flacas”, en los que Chile tuvo una una economía ralentizada, que creció al 1,8% anual –un nivel bajo para la media trasandina–. “Estamos entregando una economía que recupera sus fuerzas. El próximo presidente o presidenta no tendrá excusas para no mantener estas bases de un Chile mejor, como beneficio permanente para nuestros compatriotas”, aseveró la mandataria, que culminará su segundo período el 11 de marzo de 2018.
La presidenta hizo esas declaraciones al inaugurar los paneles solares instalados en el techo del Palacio La Moneda, que dotarán de energía limpia a la sede presidencial. “Los avances en estos cuatro años en materia energética son un ejemplo a nivel mundial y un orgullo para nuestro país”, agregó.
Otros de los proyectos impulsados por Bachelet fueron la despenalización del aborto en tres casos –un avance histórico en un país que no admitía ningún tipo de interrupción del embarazo–, los derechos de la diversidad sexual, y el reconocimiento a pueblos indígenas, entre ellos el pedido de perdón en nombre del Estado a los mapuches. Caída. Pese a cumplir con muchas de sus promesas de campaña, la presidenta dejará el poder con una baja popularidad, que contrasta con el 81% con el que terminó su primer mandato. Según el Centro de Estudios Públicos (CEP), Bachelet cuenta hoy con sólo el 23% de aprobación.
Muchas de sus reformas no sentaron bien en algunos sectores de la sociedad chilena. Su gobierno tampoco fue ajeno a la polémica, cuando se reveló el financiamiento ilegal de su precampaña electoral. Eso, sumado al escándalo que afectó a su nuera y a su hijo por presunto tráfico de influencias, devoró su credibilidad.